
Hace un tiempo que descubriste una brújula que esta guardada en mi mesita de noche, un regalo de tu padrino para mi. Por ser un poco delicada, no es buena idea que la estés usando para jugar, así que fui a comprarte una pequeña y muy simple para ti. Tienes mucha curiosidad de saber para qué se usa este aparato y mucha más curiosidad aun por saber cómo funciona. Esta tarde que llegué a casa te di tu segunda lección sobre su uso y ya aprendiste lo más básico de todo, encontrar los puntos cardinales y movilizarte hacia cada dirección cardinal usando la brújula. Tú estás apurada, queriendo entenderlo todo de una vez, pero ya te dije que son varias clases que tienes que tomar hasta que la sepas usar bien y quedamos en que ibas a practicar para hacer una prueba en el fin de semana en donde tengas que encontrar un premio usando la brújula para llegar a el.

Justo antes de dormir te golpeaste el pie con la puerta de tu cuarto. Sí es cierto que fue un golpe doloroso, pero lloraste como si fuera una tragedia total y me hiciste un show de que no querías apoyar el pie porque te dolía mucho. Le dije a tu nana (quien te tenia cargada), "bueno Esther, vamos a alistarla para llevarla al hospital a que la revisen,” e inmediatamente te bajaste de sus brazos y caminaste como si nada hubiera pasado. Te amo hija. Gracias por hoy.