Cada día estás más cerca de
comenzar el primer grado y ya tu escuela mandó la lista de útiles escolares que
necesitarás para este año. Nos fuimos los cuatro entonces de compras para
abastecerte de los artículos requeridos. Recuerdo que de niño, éste era uno de
mis días favoritos, cuando escogía con mi mamá las cosas que llevaría a la
escuela. Por supuesto mamá tuvo que editar tu shopping spree porque si dependiera
de ti, comprarías los paquetes de 200 marcadores, maletas que parecían de
viajes y unos sacapuntas que, francamente, no tienen por qué ser tan grandes
(ni siquiera caben en una cartuchera).
El fin de semana fuimos
hiking con unos amigos a subir la “montaña” que no llegamos a terminar la vez
anterior a causa de la lluvia. El que hayamos traído a una amiguita para
acompañarte creo que ayudó a que disfrutaras más de la extensa caminata. Aun
así, casi casi que llegando a la cima le dijiste a mamá: “no quiero hacer esto
nunca más!” Pues rápido se te olvidó porque al final me dijiste que la habías
pasado muy bien y que querías conocer otros lugares.
Mientras cenábamos, te decía lo contento que estaba de que ibas para primer grado y conversábamos con mamá de que sería diferente a Kinder, que irías todo el día a la escuela en vez de solo la mañana, cuando nos interrumpes para decirnos: “uy también me van a crecer las boobies! Yo las voy a tener así de grandes como mamá verdad?” Pensé, que mamá vendría en seguida al rescate para ayudarme con una respuesta adecuada, pero no. Siguió comiendo muy tranquila mientras que yo, a tientas, lograba decirte que claro que algún día vas a tener boobies, pero que todavía falta mucho para eso y que además el tamaño no importa, que no tienes por qué preocuparte por eso. Afortunadamente ahí se acabó el tema. Por ahora. Te amo hija. Gracias por hoy.