Wednesday, April 29, 2015

Abr. 29, 2015


Luego de conversar un rato sobre la llegada inminente de tu hermanito, decidí leerte un cuento sobre Berta, una niña que recién tuvo un hermanito, y el cual muestra esos momentos de duda y de felicidad que puede sentir cualquier niño con la llegada de un hermano. Tú te muestras tan entendida sobre el tema y tan preparada para tu nuevo rol de hermana, que me parece exagerado que yo me sienta tan preocupado por tus sentimientos al respecto. Me preocupa que te sientas desplazada, y menospreciada, porque, aunque jamás haríamos algo para hacerte sentir así a propósito, un nuevo bebé requiere de mucha atención y cuidado. Tu mamá ha hecho una gran labor de convencerme que no debo preocuparme por eso, y aunque aún tengo mis dudas, tu actitud  hacia la llegada de tu hermano me da indicios de que estas convencida que dentro de tus padres hay amor pa rato y de sobra.

Este fin de semana fuimos a pasar el día en la playa y como siempre,  es obligatorio parar a comprarte una empanada de queso en el camino. Las empanadas de “quesos Chela” te gustan tanto, que temporalmente bautizaste a tu hermano como: Empanada de Queso de Obaldía. Pero tu parte favorita de este viaje no fueron las empanadas sino el tobogán acuático que tenía la piscina del sitio al cual fuimos por el día. Al principio tenías miedo de tirarte porque nunca lo habías hecho, pero luego de la primera vez, fue casi imposible sacarte de la piscina, y como ahora te crees una sirena (te haces llamar Chloe, la sirena, que ayuda a los que están en problemas y tiene una cola rosada, morada y blanca), quieres quedarte horas en el agua.

El otro día estabas ansiosa por compartir con tu amiga del alma, Marifer, la mermelada de fresa que tú y yo habíamos hecho. Así que cuando llegué del trabajo nos fuimos para su casa a llevarle su botella. Por supuesto no podíamos visitar sin “jugar un ratitito,” y tio Fer salió con Marifer de la casa para que pasaran un rato juntas. Verlas a las dos correr y jugar en la misma calle, frente a la misma casa, en los mismos lugares en donde jugué yo de joven con los papás de Marifer  fue un sentimiento muy lindo. Te amo hija. Gracias por hoy.


Wednesday, April 22, 2015

Abr. 22, 2015


Este fin de semana fue extra especial porque nos visitó una de las tías de tu mamá, Tití Nolita. Desde el momento en que llegó, te apoderaste de ella como si ella viniese sólo para verte a ti. Durante su visita, solo ella podía leerte libros, jugar y ver la tele contigo, y si te dejábamos, hasta hubieras hecho que te bañara, vistiera y te acompañara a dormir. Anoche, mientras yo te leía un libro que ella te regaló antes de acostarte a dormir, me mandabas a parar en medio de la lectura para corregirme y enseñarme cómo Tití te leía el cuento: “papá, así no es. Tití Nolita no decía esa palabra.” Me hace muy feliz que tengas estas invaluables oportunidades de compartir con tu familia que no vive en Panamá y me consta que para ti son momentos de extrema felicidad, porque así lo muestras. Antes de irse le dijiste a la tía: “por favor quédate en Panamá conmigo, México es aburrido, yo no estoy allá.”

Para que no estuvieras triste de que se había ido Nolita, me ayudaste en la cocina a preparar una mermelada de fresa.  Estabas muy contenta de ayudarme y no podías creer que de unas fresas, íbamos a terminar con botellas de mermelada. Me preguntabas “va a quedar así como lo que le pongo al pan?” Me ayudaste a cortar fresas, a revolver la mezcla y a añadir el azúcar y la pectina, pero lo que más te gustó de todo, fue comerte las fresas. Se supone que me diera para 5-6 botellas de mermelada y al fin salieron sólo dos y media de tantas fresas que te comiste durante la preparación.  

Ayer fui a verte jugar fútbol. Ya te entregaron tu uniforme y por supuesto que en mis ojos de padre te ves hermosa con él puesto y como toda una futbolista. Sin embargo, en  esta clase en particular fuiste un pequeño desastre! Literalmente quisiste hacer lo que te dió la gana, y, a veces, jugabas un poco de fútbol. Corrías por todos lados sin rumbo, te acostabas en la grama a mirar el cielo y en un momento dado hasta te pillé escalando la cerca de alambre. Obviamente habían varios niños y niñas en la misma situación, y sólo me puedo decir a mí mismo: pobre profesor! Pero ahora, tendrás a tu amiga Daniela en la clase (la única niña de tu edad) y a ella le gusta mucho el fútbol así que puede que eso te ayude a prestar más atención. Sea como sea, te encanta estar afuera al aire libre corrinchando con los otros niños y eso también me hace muy feliz. Te amo hija. Gracias por hoy.


Abr. 15, 2015


Hoy cuando pasé por ti al colegio te montaste en el carro y me dijiste: “papi, ya no me voy a chupar más el dedo. Es asqueroso.” Mi primera reacción fue reírme, ya que en varias ocasiones te hemos hablado del tema, aconsejándote que no te metas la mano a la boca porque puede estar sucia y te enfermas, etc… en fin, las ganas de chuparte el dedo siempre han podido más que tú. Pero hoy fue diferente, no te metiste el dedo a la boca ni cuando estábamos parados en el tranque de camino a casa, ni cuando te estabas quedando dormida, ni cuando vimos tu cómica en la tele y tampoco mientras te leía un cuento (tus ocasiones favoritas para hacerlo). Vamos a ver cuánto te dura tu abstención.

Esta semana hemos estado un poco resfriados los dos. El primer día de la enfermedad, cuando llegué del trabajo, fui a darte un beso y me pediste que no me acercara a ti porque estabas enferma y no me querías pegar el resfriado. Entonces te dije que yo también estaba enfermo, así que no importaba, y tus enormes ojos se iluminaron de emoción y saltaste encima de mí, abrazándome, diciéndome qué bueno era que a mí sí me podías abrazar. Te amo hija. Gracias por hoy.


Abr. 8, 2015


Hoy me tocó un tema difícil contigo y creo que me lo busqué yo solito por no prestar atención. Querías ver una película, como solemos hacer cuando llegamos a casa de la escuela antes de almorzar, pero hoy querías una que no hubieras visto antes. Buscando entre todas las opciones que teníamos encontré una película viejísima que vi cuando era niño sobre unos dinosaurios (The Land Before Time) y la comenzamos a ver. Para cuando recordé de qué trataban los primeros 5 minutos de la película, ya era tarde y veía tu cara de signo de interrogación al no comprender por qué lloraba el bebé dinosaurio al lado de su gigante madre, quien se encontraba postrada en el suelo. “Qué le pasa a la mamá?” me preguntaste. Sentí que me tomó una eternidad responderte mientras buscaba algo ideal para decirte, preguntándome a mí mismo cómo hacía ahora para hablarte de la muerte. Decidí hablarte con la verdad y te dije que la mamá había muerto por el accidente que tuvo durante el terremoto. Hubo una pausa, como si tu cabecita se tomara un tiempo en formular cuidadosamente tu próxima pregunta: “Y como hacen los bebés sin su mamá, papi, los niños puedes estar sin su mamá? La mamá no regresa?” “Mi amor, el bebé ya no verá a su mamá, pero ella siempre estará con él, en su corazón, cuidándolo desde el cielo y así el bebé nunca estará solito” te respondí. En ese momento la acción en pantalla abrió la oportunidad de desviar el tema y decidí dejarlo de ese tamaño.

Luego de la película fuimos a almorzar, te quería cambiar el uniforme de la escuela pero tu querías usar uno de mis t-shirts y sacaste uno de la gaveta, poniéndotelo encima de la ropa que tenías puesta. Así dijiste que te querías quedar todo el día y hasta salimos a la calle a dibujar con tiza en las aceras. Te ocasionaba mucha risa estar así vestida en la calle así que te dejé quedarte así hasta que quisieras. Ya de vuelta en casa, me preparaba para servirme hielo en un vaso de agua, pero antes de abrir el congelador me pediste que te dejara hacerlo a ti. Te paraste de puntillas y te estiraste lo más que pudiste hasta que tus deditos apenas tocaron la manigueta haciendo suficiente fuerza para abrir la puerta mientras me decías: “mira papá ya alcanzo, estoy en puntillas y alcanzo!” Te dije: “muy bien hija, ya estás creciendo” a lo que me respondiste: “suficiente para poder manejar?” Te amo hija. Gracias por hoy.

  
 


Wednesday, April 1, 2015

Abr. 1, 2015




Tu mamá se fue de viaje esta semana así que nos quedamos solitos los dos. Por supuesto aprovechamos para hacer muchas cosas juntos (mitad para que no te diera chance de estar triste sin mamá y mitad porque a mí me encanta a veces tenerte toda para mi). Entre el fútbol, ir al zoológico, el parque hacer tareas y jugar en casa, te mantuviste muy entretenida para no darte oportunidad de estar triste con la falta de mamá. 

 
Tu tía metió a Santi en clases de fútbol todas las semanas y un día te llevó para que probaras lo cual pareció divertirte bastante. Tengo que decirte que me emocionó mucho verte jugar porque primero, no tenía idea que ya tenías la coordinación para intentarlo y segundo, pues porque soy papá y me gustan esas cosas. Ayer sin embargo, después de practicar un ratito te fuiste a sentar solita así que fui a ver que te pasaba. Sé que estabas un poco triste porque extrañabas a mamá y al regreso de su viaje no pudo irte a ver a la práctica, pero también me dijiste: “papá, no sé si me gusta jugar fútbol.” Te dije que terminaras la práctica y que después si no querías volver la próxima semana, no tenías que regresar. Me sorprendió lo que me dijiste pues lo habías estado haciendo muy bien y siempre parecía divertirte. Te fuiste a terminar la clase con los otros niños y ya veremos la semana que viene si quieres volver o no.

El día que llegaba mamá de viaje me rogaste que te llevara a buscarla al aeropuerto. Tenía mis dudas porque ya era pasada tu hora de dormir, pero estabas tan ansiosa y feliz de que llegaba que al fin no pude decirte que no. Me dijiste que querías darle una sorpresa a mamá, así que decidimos que te ibas a esconder detrás del asiento para que ella no te viera antes de montarte en el carro. Usualmente eres pésima para dar sorpresas porque no te contienes (no te paras de reír) pero en esta ocasión, logramos sorprender a mamá completamente. Ella estaba un poco triste porque no habías ido al aeropuerto y tenía muchas ganas de verte, cuando de pronto saltaste del asiento de atrás gritando “sorpresa.” Todavía ni ella ni yo sabemos cómo hiciste para contener tu risa y hablar antes de tiempo, pero lo hiciste, e hiciste a tu madre muy feliz. Te amo hija. Gracias por hoy.