Wednesday, June 25, 2014

Jun. 25, 2014





La semana pasada fuiste invitada a tres fiestas de cumpleaños (una más que la anterior), comprobando nuevamente que, mientras mi vida social desvanece, la tuya incrementa con cada día. Debo admitir también que cada vez se hacen más interesantes tus fiestas. Hemos ido a unas en la playa, otras en casas, unas con payasos y otras con personas disfrazadas de personajes ochenteros, aun otras en centros especiales de juego para niños que hasta incluyen una especie de juegos extremos para los pequeños inclinados a dichas actividades. Me divertí mucho contigo en estas últimas invitaciones. En uno de los cumpleaños, esperamos hasta el final, cuando se habían ido casi todos los niños (y no hubiera nadie que nos regañara) para meternos los dos en la piscina de bolitas y tú estabas que te matabas de la risa. Luego fuimos a otro en el que quisiste cruzar un circuito de obstáculos colgantes, mientras íbamos amarrados con un arnés y agarrados de un cable.

Hoy en el parque querías jugar subiendo la pared de rocas para escalar y dar vueltas a alta velocidad en un carrusel, el cual me causó un mareo inimaginable, mientras que tú estabas fresca como una lechuga. Inmediatamente después de eso me dijiste: “papá, ahora quiero correr por todo este parque y que trates de alcanzarme.” Sin darme tiempo de objetar el plan, saliste corriendo como una loca descontrolada, y no me quedo más remedio que aguantarme las ganas de vomitar y salir corriendo detrás de ti para evitar que te fueras a caer o tropezar en ese terreno a desnivel y lleno de raíces y obstáculos no identificados. Te alcancé finalmente  así que vino el turno de corretearme tú a mí.

Ya en casa, almorzamos y nos acostamos a ver Turbo. Te quedaste dormida en mis brazos en cuestión de segundos, así que aproveche para cambiar el canal y ver el partido de futbol. Después de un rato te despertaste con uno de mis gritos y me preguntaste si estaba ganando Alemania. Te respondí que Alemania no estaba jugando hoy y me dijiste: “papá, yo quiero que ganen Alemania y Vía Argentina (Vía Argentina es la calle en donde está el restaurante de tu abuelo). Te amo hija. Gracias por hoy.

Wednesday, June 18, 2014

Jun. 18, 2014

Dale dale, patea!!! Ufff, NOOOO! Daleeeee, GOOOOL de los azules!! Así sonabas tú, viendo conmigo el juego de Holanda Vs España en la copa mundial. Se nota que has estado absorbiendo como una esponja mis gritos al ver los partidos. Fue un gran preámbulo para éste, mi cuarto (y mejor) día del padre. Ya estás en edad suficiente como para celebrar la idea de tener un papá y, entre el “día de los papás” en tu escuelita y la lluvia de regalitos que me hiciste en el verdadero día del padre, debo decir que soy muy afortunado. Me encantó que, pese a tu gran deseo de contarme semanas antes, lo que me habías hecho de regalo, te esperaste hasta el día en cuestión y viniste corriendo donde mí, casi que reventándote de las ganas por contármelo todo. Antes de entregarme cada regalo me decías los contenidos del mismo y luego procedías a abrirlos tu misma antes de dármelo. Hiciste esto con 4 regalos a una velocidad impresionante: “Papi, este es una camisa, muy bonita que yo te hice, espérate, déjame abrirla, yo. Ya, aquí está, coge.”

Hoy cuando llegamos al parque, saliste corriendo muy de prisa en dirección hacia una virgen que hay en el lugar con una capillita. Yo corriendo detrás de ti, te preguntaba adonde ibas y me respondiste que tenías que ir tu solita a pedirle un deseo a la virgen y que ya venías de regreso. Así que te di tu espacio, y viéndote de cerca, esperé a que conversaras con la virgen. Nunca me quisiste decir lo que le pediste. También en el parque, descubriste unas plantas pequeñas a las que les decimos dormilonas y estabas encantada con ellas porque no podías creer que cuando las tocabas se cerraban solitas y “se acostaban a dormir.” Tu querías quedarte ahí con ellas hasta que se “despertaran,” pero pude convencerte al fin de que iban a demorar y que nos teníamos que ir. En ese momento me dijiste que querías hacer pipí… pero no había baño, estaba dañado, y corrí medio kilómetro hacia el otro lado del parque mientras tú me gritabas, entre otras cosas,  que te ibas a hacer pipí y la gente mirando (a ver si es que acaso te estaban raptando o algo) y yo pidiéndote que aguantaras que ya llegábamos. Misión cumplida, te aguantaste todo el trayecto. Te amo hija. Gracias por hoy.


Wednesday, June 11, 2014

Jun. 11, 2014


Esta mañana estabas de muy buen humor (creo que es directamente proporcional a la hora en que te acuestas a dormir la noche anterior), aun así a veces es un poco complicado ponerte tu uniforme! Hace unos días vi a una amiga describir el vestir a su hija en las mañanas como tratar de ponerle ropa a un spaghetti, y no puedo estar más de acuerdo con ella. A veces cooperas, a veces no. Hoy fue una mañana de no. Sin embargo, te comiste todo tu desayuno y te fuiste cantando Bob Marley todo el camino hasta la escuela (3 little birds, tu canción favorita del momento). Me di cuenta que para ti, cualquier música reggae es Bob Marley, aunque no lo sea, pero hija, este es un buen comienzo musical para ti (en lo que a papá respecta, claro). Otro buen comienzo (según tu yo), es que fuiste introducida a Star Wars en uno de los cumpleaños a los que fuiste este fin de semana. Parece haberte gustado porque ya estas imitando batallas intergalácticas con un light saber y la máscara de la Princesa Leia alrededor de la casa.
 
 

 
 
 
 
 
No te pude llevar al parque que querías, por cuestión de tiempo (el que te gusta es el parque Omar, por la razón obvia de que es enorme y cuenta con cantidad ilimitada de juegos), pero te llevé a un parque pequeño cerca de casa. Para tu sorpresa, el parque fue recién remodelado y te diste cuenta enseguida! Estabas tan emocionada que se te olvidó “el parque cerca de la escuela,” como le llamas al Parque Omar.

El otro día en camino a casa, sentí un enorme antojo de comer un donut, así que paré en el primer dunkin donuts que vi y me compré uno para disfrutar mi snack decadente frente al televisor. No sabías lo que era, no sabías que sabor tenía, nunca habías visto uno, pero apenas le pusiste los ojos encima lo querías para ti. “papi, yo también quiero,” me dices, mientras me miras con esos enormes ojos que tienes, tus pestañas batiendo como mariposas y enamorándome como suelen hacerlo. Vencido por tu truco, te di el donut, el cual procediste a lamer para quitarle toda la azúcar del glaceado que tenía y cuando se acabó, simplemente me devolviste el pan redondo, ya empapado, sin sabor y sin vida. Te amo hija. Gracias por hoy.  

Wednesday, June 4, 2014

Jun. 4, 2014

Estás de vacaciones y llena de energía! Se hace evidente el efecto desgastante que tiene la escuela en ti, pero solo cuando NO vas a la escuela. Todo lo quieres hacer y además, lo quieres hacer a mil por hora. Anoche, durante una cena celebrando el cumpleaños de tu abuelo, tú y tu primo corrían como locos alrededor de la mesa, gritando y peleando con palitos chinos, habiendo poco que pudiéramos hacer para controlarlos (por suerte estábamos todos en un salón reservado lejos de todo y todos). Por supuesto, ahora que estás de vacaciones te quieres levantar a las 9am, y el resultado es que a las 9pm aun tienes las baterías cargadas.

Hace unos días atrás me pediste que te llevara al parque: “Papá, qué opinas si vamos al parque ahora?” Yo opino que no, Valentina, porque me parece que va a llover duro, te respondí. “Ay, tu opinas eso porque eres viejo.” Nada como tu hija de (casi) 4 años para hacerte sentir joven y lleno de vida! Hoy, al fin pudimos ir al parque después de un tiempo sin ir y me dijiste: “ya estaba preocupada porque van varios días que no me llevabas al parque.” Hija, no estás tú muy pequeña aún para llevar la cuenta de las cosas que hacemos o no, pensé yo para mis adentros. Gracias por darme una lección más en paternidad y recordarme el impacto que el ejemplo y las acciones de un padre tiene en sus hijos, por más minúsculas que sean.
Te me creces a pasos agigantados, y estás pendiente a cosas que no me esperaba le interesaran a una niña de tu edad. Siempre he pensado que las mujeres, en general, son más intuitivas y observadoras que los hombres, y creo que ahora soy testigo de ésta hipótesis en su formación.  Anoche, tu mamá y yo te vestíamos juntos porque estábamos apurados para irnos, y mientras ella te peinaba y yo trataba de ponerte los pantalones mientras te agarraba la cintura para que te quedaras quieta y te pudiéramos poner también la camisa, le comenté a tu madre: “Que risa, ahora solo falta que vengan  volando unos pajaritos a traerle los zapatos para ayudarla a vestirse, como en sus cómicas.” A lo que respondiste: “Papá, que loco! Cómo se te ocurre que los pajaritos van a traerme zapatos!” Te amo hija. Gracias por hoy.