Wednesday, June 24, 2015

Jun. 24, 2015

Soy frágil, y a mi edad, no me apena decirlo. Sé que lo soy porque tan solo con mirarte se me vienen encima tantos pensamientos preocupantes cómo, si contarás con tu salud para seguir creciendo, si te rodearás en la vida con personas de bien, si podré educarte como lo mereces y necesitas, si podré protegerte de los males que te encontrarás en el camino. Soy frágil porque tan solo el pensar que naciste saludable, fuerte, con un espíritu incansable me hace enjugar lágrimas de alivio, de agradecimiento. Una vez alguien me dijo que ser padre es preocuparte el resto de la vida, y solo llegué a entender ese comentario completamente el primer momento en que te conocí.  Me miraste con tus enormes ojos acostada en tu cunita del hospital y desde ese momento supe que iba a preocuparme por ti el resto de la vida.

Esta semana has estado enfermita. Hoy no fuiste a la escuela y lo único que hicimos fue quedarnos en cama los dos acurrucados todo el día. Hicimos el intento de ir al piso a jugar con masilla pero te cansaste muy rápido y nos regresamos a la cama. Es tan solo un resfriado y pasará así tan rápido como llego, para que puedas volver a reactivar tu vida social (ya te perdiste un cumpleaños y dos días de clases, lo cual no te ha gustado), pero como padre, verte pasar por situaciones incómodas nunca es agradable.


El haber sentido esa fragilidad, esa consternación por tu bienestar desde el primer momento supongo que fue lo que me preparó para encarar el inicio de lo que será mi larga aventura contigo. Ojalá esa misma fragilidad me siga dando la sabiduría para entenderte a ti y a tu mamá, el entendimiento de que solo reconociendo mis limitaciones, podre concentrar mis fortalezas para darles siempre lo mejor de mí. Hoy eres una bebé, pero ya pronto no lo serás. No sé qué nos depare el destino mi amor, pero de lo que sí estoy seguro es que quiero estar ahí en cada paso que des para que siempre tengas donde caer si la vida te da algún tropiezo. Te amo hija. Gracias por hoy. 



Jun. 17, 2015

El otro día íbamos para una boda tu mamá y yo, pero mamá se fue antes y yo me quedé en casa preparándote para dormir. Mientras conversábamos en tu cama antes de acostarte me hiciste una pregunta que me tomó completamente por sorpresa: “papá, si yo existo aquí contigo, no puedo existir también en la boda?” Cómo así Valentina? “Que yo me quiero quedar aquí en mi casa pero también quiero ir con ustedes a la boda.” “Por qué uno no puede existir en varios lugares a la vez papá? Yo quisiera ir a varios lugares a la vez, y también quiero existir en Puerto Rico con Abu y Abi.” Te contesté que sólo podíamos estar en un lugar a la vez físicamente, pero que en la mente podías pensar en otros lugares y otras personas y verlos de esa manera. No es lo mismo, te dije, pero es lo más cerca que tenemos de estar en varios lugares a la vez..

Hoy la pasamos súper después de la escuela porque fuimos al parque y a la piscina. Ya cada vez nadas más y más lejos y se nota que tu técnica ha mejorado mucho con la práctica. Después nos fuimos a almorzar y luego de la comida me pediste chocolate lo cual hizo acordarme de una parada que hicimos este fin de semana a una tienda de helados en donde, por primera vez, te dejamos probar el helado de chocolate. Desde niña has sido alérgica al chocolate, pero una o dos piezas nunca te han afectado de forma adversa, sino más que todo cuando comes una cantidad considerable y tu cuerpo reacciona en forma de pequeñas ronchitas rojas que pican. Así que de vez en cuando te dejamos probar un poquito y ahora te llegó el día del helado. Estabas tan orgullosa pidiéndole tú misma el sabor que querías a la señora del lugar y cuando lo probaste no podías contener la emoción! Te comiste hasta la última gota del helado de Nutella, y por si fuera poco, del sugar rush que te dió, te pusiste a correr dentro del local como una loca. Créeme hija, entiendo bien tu emoción, ya que, aunque no me da ganas de salir corriendo como un loco, mi emoción es la misma cada vez que me como un chocolate. Te amo hija. Gracias por hoy.


Wednesday, June 17, 2015

Jun. 3, 2015


El otro día mientras estábamos en la cocina me dijiste que querías cocinar algo. Me agarraste de sorpresa, pero inmediatamente te dije “coge algo que quieras cocinar y lo hacemos.” Lo que escogiste fue un guineo y te pregunté si estabas segura que no querías tratar con otra cosa, pero estabas ya insistente con la fruta. Por tu sonrisa pícara, aún me queda la idea de que lo escogiste como para ponerme a prueba, pero me encantó tu cara de sorpresa cuando viste que de verdad íbamos a cocinar un guineo. Decidí que haríamos una versión simple de un Bananas Foster y tú me ayudaste en todo el proceso de preparación, cortando el banano en trozos, mezclando el azúcar con la canela y revolviendo todo en la sartén. Tu parte favorita de todo el proceso fue cuando añadimos un poquito de ron y se prendió en fuego la fruta; tú no lo podías creer! Quedaste un poco emocionada con el tema de la cocina porque ayer que llegué a casa, estabas ayudando a tu nana a preparar la ensalada que íbamos a cenar, y que bueno porque parte de tus tareas de esta semana en la escuela es llevar un alimento saludable que tu hayas preparado, así que eso estaremos haciendo mañana juntos. 
Hoy cuando te pasé a buscar a la escuela querías hacer muchas cosas. Querías ir al parque Omar, querías ir a la piscina y a comer empanadas, pero tenías que escoger entre la piscina y el parque ya que no teníamos tiempo para las dos. Pasamos primero por unas empanadas, pero al final lo que quisiste fue un mini cupcake que te comiste en dos segundos y de ahí nos fuimos a la piscina. Ya habían pasado varios miércoles sin poder compartir el día contigo y me alegró muchísimo estar nuevamente contigo, sobretodo, el poder buscarte en la escuela y que me cuentes todo lo que hiciste en el día. Antes de irme de la casa para el trabajo me diste un fuerte abrazo y al terminar, te di una vueltecita así como quién está bailando. Me preguntaste qué hacía yo y te dije que estábamos bailando salsa y esto te pareció algo muy cool así que me pediste que lo hiciéramos una y otra vez.  Me fui de casa prometiéndote que las clases seguirían después. Te amo hija. Gracias por hoy.   
 

Wednesday, June 10, 2015

Jun. 10, 2015


Este fin de semana fuimos al parque a tomar unas fotos de familia antes de la llegada de Lorenzo. Mamá quería una foto de ustedes dos con la barriga, y otra con los tres juntos. Aunque sales reída en muchas de tus fotos en general, es algo que no es fácil de lograr porque siempre quieres estar seria. Lo que me llama la atención, es que tú notas siempre cuando la gente sale seria en las fotos, y preocupada, nos preguntas qué le pasa a esa persona que no se ríe. El explicarte que no le pasa nada, que quizá son iguales a ti y que no les gusta reírse en las fotos, no hace nada para convencerte de que te rías en las fotos. Ya descubrí que, si estás de buen humor en ese momento, tenemos de 2 a 5 minutos máximo de tiempo para aprovechar antes de que la seriedad regrese, así que la sesión de fotos se convierte en una carrera contra el tiempo.

Recientemente, antes de acostarte a dormir te gusta que te cuente historias de mujeres de la vida real. Escojo contarte sobre mujeres importantes o, que al menos yo considero, tienen una historia de interés que merece ser contada. Primero querías saber de reinas y princesas, pero hemos incorporado muchas otras que simplemente fueron grandes por sus méritos. Lo que sí tienen en común todos los personajes de los cuales hablamos, es que ya murieron, e inevitablemente, nuestra conversación volvió a tomar esa dirección la otra noche, mientras hablábamos de Amelia Earhart (de quién por supuesto, obvié el hecho de que desapareció sin rastro sobre el atlántico). Me preguntaste si yo la conocía y te dije que no, que murió hace ya mucho tiempo. “Está en el cielo entonces?” Si mi amor, te contesté, está en el cielo.  “Y cuando alguien sube al cielo, se puede caer de allá arriba?” Para tratar de bajar el tono del tema te dije en son de broma que sí, así como tú eras un angelito que se había caído del cielo para hacernos felices a mamá y a mí. Tú me respondes, “yo no caí del cielo papá, yo nací de la barriga de mi mamá!” Te amo hija. Gracias por hoy.