Wednesday, August 26, 2015

Ago. 26, 2015

Esta mañana amaneciste mostrándome tus nuevas cicatrices. Y es que ayer mientras bajabas en la pared de escalar de los niños, te deslizaste y te golpeaste el muslo raspándote también un poquito (y digo poquito, porque la verdad es que casi ni podía ver tu pequeña raspada que para ti es toda una herida de guerra). Luego de la pared, te volviste a caer, esta vez corriendo por el parque en tus famosos zapatos “crocs” (que no me gustan para nada) y te raspaste un poco en las rodillas. Mientras desayunábamos, tú me enseñabas tus cicatrices y yo te enseñaba algunas de las tantas que tengo en las piernas, contándote cómo había pasado cada una ya que me lo preguntabas todo. Cuando te pasé a recoger a la escuela más tarde, me dijiste que ya casi no te dolían y que les habías enseñado a tus amigas las de las rodillas pero no la del muslo porque estaba muy arriba.


El otro día en el comedor, encontramos un insecto que había volado dentro de la casa por accidente. En vez de asustarte o tratar de aplastarlo (he tratado de enseñarte que no se matan los seres vivos sin razón) me dijiste “papá, no hay que hacerle daño, vamos a sacarlo de la casa.” En ese momento buscaste un papel para hacer que se trepara el insecto sobre él y así transportarlo a la ventana más cercana. Con mucho cuidado trepaste a la criatura encima de la hoja y, con mi ayuda, lo llevamos hasta la ventana para que saliera volando ya una vez afuera. A veces como padre dudo de si hacen efecto mis enseñanzas, por más simples que sean, o si veré los resultados de lo que enseño, ahora, o años después. Por eso es que es tan gratificante ver que, aunque sea en algo tan pequeño, puedo yo tener un efecto en tus decisiones. Espero siempre recordar eso mi Valentina, porque así mismo como te transmito todo lo positivo que puedo, si no estoy atento también te puedo dar un ejemplo equivocado. Tú siempre estás observando y te prometo tratar de hacer un buen trabajo siempre. Te amo hija. Gracias por hoy 



Wednesday, August 19, 2015

Ago. 19, 2015

Hoy te pasé a recoger al colegio caminando pues había dejado el carro en otro lugar que estaba cerca y esto te causó mucha risa. Me acompañaste caminando varias cuadras y aunque pensaba que te ibas a quejar por la caminata y el calor, fue todo lo contrario, querías hacer carrera conmigo y enseñarme cuándo era el momento más seguro para cruzar las calles. Ya en el carro, dormiste todo el camino hasta la casa, completamente rendida, pero cuando te despertaste tuviste un tipo de inyección de energía y en casa querías hacer de todo.

“Papá se va para el trabajo, tú le estás dando de comer a Lorenzo, Esther está cocinando, y entonces quién juega conmigo? Yo no puedo hacer nada!” Estas fueron tus palabras hacia mamá cuando yo estaba por cruzar la puerta para irme esta tarde al trabajo. No importa cuántas atenciones te brindemos o cuantas cosas se nos ocurran para entretenerte, inevitablemente llega algún momento, como hoy, en el cual tu hermano ocupa la mayoría de nuestra atención y es posible que lo resientas. Trato muchas veces de incluirte cuando lo baño, o lo cambio o lo peino para que te sientas parte del proceso, pero también mereces tiempo para ti, de papá y mamá, sin involucrar a tu hermano. Eso no lo puedes entender ahora, pero poco a poco, a medida que va creciendo Lorenzo, no necesitará de tanta atención y cada uno tendrá su lugar bien establecido en nuestro hogar.


En el fin de semana trato de levantarme temprano para estar contigo toda la mañana haciéndote compañía y a la vez evitando que despiertes a tu mami y al bebé, a quienes les encanta (y necesitan) dormir especialmente en esas horas de 7 a 9 de la mañana. Este sábado me ayudaste otra vez a cocinar e hicimos tostadas francesas rellenas para sorprender a mamá. Tu parte favorita es romper los huevos y batirlos, y aunque aún no eres una experta, cada vez lo haces mejor. Este fin de semana también fuimos de paseo al BioMuseo porque tenías mucho tiempo de estar diciendo que querías volver. Tu hermano durmió todo el tiempo que estuvimos ahí y me imagino que te sentiste como hija única de nuevo. Pronto llegarás a una edad en la que entiendas que el amor se puede repartir, pero mientras ese momento llega, te prometo siempre darte tu lugar y de mi tiempo; tú siempre serás mi princesa. Te amo hoja. Gracias por hoy.  



Wednesday, August 12, 2015

Ago. 12, 2015

Al irse Ina este fin de semana concluyó nuestra procesión de visitantes, compañeros y ayudantes a los cuales, debo confesar, ya  nos estábamos acostumbrando. Ahora, por primera vez, somos la nueva familia de 4 e inicia nuestra nueva aventura en la cual tú eres protagonista, como la primera hija y hermana mayor. Ahora que se fueron las visitas, tu atención completa se ha volcado hacia tu hermanito, ya que no quieres que te dejemos por fuera en sus actividades de cuidado diario. Matas por besarlo, acariciarlo y cargarlo (con ayuda de mama aunque no te guste, porque quieres hacerlo tu sola), pero a veces sin querer sigues siendo un poco tosca con él y a veces llora o pone caras de terror, lo cual sé que te decepciona porque lo veo en tu rostro; pero también sé que cada vez lo harás mejor.

Esta semana te toca ser “Star of the Week” en la escuela. Es una semana dedicada totalmente a ti en el salón, en donde te dejan llevar tus cuentos favoritos para leer en la escuela, llevas fotos de tu vida y te ponen una corona con un chalequito para que todo el mundo sepa quién es la estrella esa semana. Llevabas una semana recordándonos que finalmente te tocaba ser la Star y estabas tan emocionada que no veías la hora de que llegara el lunes para iniciar tu semana estrella.


Hoy te recogimos nuevamente los tres a la escuela y estabas súper contenta, con todo y que la noche anterior nos dijiste que no querías irte en carro con nosotros, que preferías irte en el bus. Nunca había conocido a alguien que le gustara tanto irse en el bus a la escuela, pero a ti te encanta. Nos venias contando todas las cosas que querías hacer hoy después de la escuela y tu mamá me mira y dice “pero cuanta energía tiene esta niña!” a lo que yo le respondí que más vale que nosotros también nos llenemos de energía porque nos falta terminar contigo para comenzar pronto  a corretear a Lorenzo. Te amo hija. Gracias por hoy. 




Tuesday, August 11, 2015

Ago. 5, 2015

Esta mañana te levanté muy temprano para desayunar antes de ir a la escuela. Estabas tan dormida que nada de lo que hacía te despertaba, así que decidí darte un chancecito más y te cargué hacia la sala, en donde me senté contigo un rato a verte dormir en mis brazos. Mientras te admiraba, caí en cuenta que ya casi no cabes entre ellos; me di cuenta realmente de cuánto has crecido ya. Ahora que nació Lorenzo y he vuelto a cargar a un bebé, caí en cuenta que ya no eres tú una bebe, te veo enorme! Tus piecitos ya son de gigante al lado de los de él y tus manos ya son casi que del tamaño de la palma de la mía. Donde se fue mi nenita?

Lo que pudo ser una despedida triste, se pudo evitar por la llegada de tu querida “Ina.” Tus abuelos se fueron el lunes, pero justo ese mismo día llegó ella para conocer a tu hermano y hacerte compañía. Desde que llegó, tal y como hiciste con tus abuelos, te adueñaste de ella y han sido inseparables.


Hoy decidimos buscarte todos juntos a la escuela, Mamá, Ina, Lorenzo y yo, para luego ir a comer y  hacer compras. Tú estabas tan feliz de que íbamos todos, que les contaste a todos en la escuela que “todo el mundo te viene a buscar.” Mientras íbamos en el carro de camino al almuerzo, preguntaste por tercera vez en días recientes: “mamá, como llegan los bebés a tu barriga?” Ya en otras ocasiones te habíamos dicho que en las mamás hay una semilla que germina y crece cuando se juntan un papá y una mamá. Parece que no te satisfizo nunca esa respuesta ya que sigues preguntando y hoy, cuando te respondió mamá con el cuento de la semilla, tu respuesta fue: “las semillas son sólo para las plantas.”  Te amo hija. Gracias por hoy.