Hoy te pasé a recoger al colegio caminando pues había dejado
el carro en otro lugar que estaba cerca y esto te causó mucha risa. Me
acompañaste caminando varias cuadras y aunque pensaba que te ibas a quejar por
la caminata y el calor, fue todo lo contrario, querías hacer carrera conmigo y
enseñarme cuándo era el momento más seguro para cruzar las calles. Ya en el
carro, dormiste todo el camino hasta la casa, completamente rendida, pero
cuando te despertaste tuviste un tipo de inyección de energía y en casa querías
hacer de todo.
“Papá se va para el trabajo, tú le estás dando de comer a
Lorenzo, Esther está cocinando, y entonces quién juega conmigo? Yo no puedo
hacer nada!” Estas fueron tus palabras hacia mamá cuando yo estaba por cruzar
la puerta para irme esta tarde al trabajo. No importa cuántas atenciones te
brindemos o cuantas cosas se nos ocurran para entretenerte, inevitablemente
llega algún momento, como hoy, en el cual tu hermano ocupa la mayoría de
nuestra atención y es posible que lo resientas. Trato muchas veces de incluirte
cuando lo baño, o lo cambio o lo peino para que te sientas parte del proceso,
pero también mereces tiempo para ti, de papá y mamá, sin involucrar a tu
hermano. Eso no lo puedes entender ahora, pero poco a poco, a medida que va
creciendo Lorenzo, no necesitará de tanta atención y cada uno tendrá su lugar
bien establecido en nuestro hogar.

No comments:
Post a Comment