Tuesday, August 11, 2015

Ago. 5, 2015

Esta mañana te levanté muy temprano para desayunar antes de ir a la escuela. Estabas tan dormida que nada de lo que hacía te despertaba, así que decidí darte un chancecito más y te cargué hacia la sala, en donde me senté contigo un rato a verte dormir en mis brazos. Mientras te admiraba, caí en cuenta que ya casi no cabes entre ellos; me di cuenta realmente de cuánto has crecido ya. Ahora que nació Lorenzo y he vuelto a cargar a un bebé, caí en cuenta que ya no eres tú una bebe, te veo enorme! Tus piecitos ya son de gigante al lado de los de él y tus manos ya son casi que del tamaño de la palma de la mía. Donde se fue mi nenita?

Lo que pudo ser una despedida triste, se pudo evitar por la llegada de tu querida “Ina.” Tus abuelos se fueron el lunes, pero justo ese mismo día llegó ella para conocer a tu hermano y hacerte compañía. Desde que llegó, tal y como hiciste con tus abuelos, te adueñaste de ella y han sido inseparables.


Hoy decidimos buscarte todos juntos a la escuela, Mamá, Ina, Lorenzo y yo, para luego ir a comer y  hacer compras. Tú estabas tan feliz de que íbamos todos, que les contaste a todos en la escuela que “todo el mundo te viene a buscar.” Mientras íbamos en el carro de camino al almuerzo, preguntaste por tercera vez en días recientes: “mamá, como llegan los bebés a tu barriga?” Ya en otras ocasiones te habíamos dicho que en las mamás hay una semilla que germina y crece cuando se juntan un papá y una mamá. Parece que no te satisfizo nunca esa respuesta ya que sigues preguntando y hoy, cuando te respondió mamá con el cuento de la semilla, tu respuesta fue: “las semillas son sólo para las plantas.”  Te amo hija. Gracias por hoy. 



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