Tuesday, August 9, 2016

Ago. 3, 2016

Sin duda la partida de tus abuelos fue algo difícil para ti. Nos dices cosas como: “no entiendo por qué no pueden vivir todos aquí,” o preguntas cuándo se volverán a ver, pero por más tiempo. Estas acostumbrada a estar con ellos de vacaciones por un mes, así que una semana ahora se te hizo demasiado corto. Hemos procurado consentirte estos últimos días para que no te afectara tanto su falta. Y gracias a tu primo Santi y tus tíos, el día más difícil (justo después de irse tus abuelos) fue mucho más manejable para ti porque te invitaron a pasar con ellos el fin de semana. La verdad es que fueron unas muy buenas vacaciones tanto para tus abuelos como para nosotros.

Hoy, Antes de irnos del súper mercado, me recordaste que no te había llevado al baño cuando me lo pediste hacía ya un tiempo en la clase de ballet. Ambos baños estaban ocupados así que nos fuimos de la clase a hacer las compras. Para cuando me lo volviste a avisar, ya era caso de emergencia y en el apuro (ya habíamos pagado, con paquetes en mano), corrimos por un pasillo equivocado teniendo que dar toda la vuelta a la tienda en busca del servicio. Una vez en el baño de hombres, me invadía una leve desesperación al notar que el único servicio estaba obviamente ocupado por “un señor haciendo caca” como tan acertadamente notaste. Solo quedaba el urinal. Protestaste. “Papá: yo no voy a orinar ahí!” me dijiste con total convicción. Pero en ese preciso momento, una rotunda y afable señora, a medio subirse los pantalones, abrió la puerta del baño de damas para invitarnos a entrar “pa que la niña vaya al baño.” Y así fue que finalmente logramos que hicieras pipi, mientras participábamos de la conversación entre la señora aquella, que aún no terminaba de ajustarse el pantalón, y alguna otra señorita quien permanecía dentro del cubículo contiguo, aparentemente teniendo problemas al bajar la cadena. Esta es una de esas perspectivas únicas que te provee el ser padre de una niña. Te amo hija. Gracias por hoy.



Jul. 27, 2016

Han sido unos días muy felices para ti. Ya en la recta final de tus vacaciones escolares, recibimos a tus abuelos que nos visitan desde Puerto Rico y aprovechamos para llevarlos a conocer Chiriquí, las tierras altas de Panamá y la provincia que dio inicio a nuestro legado de familia. Siempre te ha gustado Chiriquí, sobre todo el pueblo de Boquete, pero creo que esta vez más que nunca ya que pudiste compartir la experiencia con tus cuatro abuelitos y ya hasta te proclamas a ti misma como "Chiricana." Y por si fuera poco, cuando fuimos a visitar bambito, te encontraste con tu inseparable comadre Marifer con quien jugaste un rato mientras admirábamos el paisaje y disfrutábamos de la compañía.
Me encanta verte feliz en la naturaleza, y este lugar encierra una magia especial entre sus bosques nubosos, el mar de verde esmeralda que cubre las montañas y la temperatura perfecta que actúa como bálsamo para el alma. Verte en este entorno me trae de vuelta a mi niñez y me llena de alegría poder compartir estas experiencias contigo. Esta mañana fuimos con tu mamá, Lorenzo y tus abuelos a caminar por los cafetales. Te sentías tan experta, tan en casa caminando por el bosque, siempre con tus botas de hule puestas (desde el minuto que llegamos a Chiriquí, pides ponerte tus botas de hule que mamá te compró ya hace unos años aquí mismo en boquete).

En el hotel en donde nos estamos quedando, estamos un poco lejos del área de la recepción, piscina y restaurante y tú llamabas a "Luis" en el front desk para pedir que te prendieran el jacuzzi que ya ibas a ir a bañarte. Te amo hija. Gracias por hoy.



Jul. 20, 2016

Hemos pasado los últimos días en la playa, Aprovechando la visita de tu tití Frances y tu prima Emma. Me habías dicho que querías surfiar La próxima vez que fuéramos al mar y, siguiendo un consejo de tu madre, te metí primero en la piscina con la tabla para que fueras aprendiendo las técnicas de cómo remar y pararte, además de darte un poco más de confianza en tus habilidades para cuando fuéramos a las olas.

 Todavía te da miedo, pero esta vez me pediste más, y seguimos agarrando la espuma de las olas acostados los dos en la tabla hasta que quisiste salir a jugar otra vez en la arena. Tu hermano, en cambio, parece no tenerle miedo del todo al mar, mientras que tú desde pequeña siempre le has tenido aprehensión, sobre todo cuando hay oleaje. Es bonito poder ver cómo paso a paso y poco a poco vas venciendo un miedo y sintiéndote más segura de ti misma.


Mi corta vacación se acaba hoy, pero la tuya apenas empieza. Son tus vacaciones de mitad de año y después de la visita de tití, esperamos la llegada de tus abuelos, con quienes hablas en este momento por skype para enseñarles una raspada que te hiciste en la piscina. Entre surf, juegos con tu hermano y tu primita, piscina, tu primer encuentro con un escorpión y tu descubrimiento de la nutella (ahora quieres para desayuno, almuerzo y cena), se pasaron rápidos y llenos de aventura estos últimos días. Te amo hija. Gracias por hoy.




Jul. 13, 2016

Te gusta un niño de tu escuela. TERROR. Como padre de una hija, me he hecho experto en un corto tiempo en el arte de la negación. Yo supe siempre, como persona racional, que en algún momento estos temas serían parte del día a día de criarte, pero qué fácil es vivir en denial de que eso va a pasar y de repente, sin aviso, a los 5 años ya son los “boys” un factor adicional en la trama de nuestra pequeña gran historia.
Hoy fue un día especial para ti por dos razones! La primera, es que la maestra de ballet te dijo que ya estabas lista para pasar a la siguiente clase con las niñas mas grandes. Al principio creo que te dio un poco de pánico y decías que no querías ir a esa clase. Incluso hoy me decías que por favor te llevara a la clase de las 4, la que ya conocías. Pero una vez estabas dentro de ese estudio comenzaste a tomar confianza y decidiste que ese era el lugar para ti. La segunda razón es que al fin se cayó el diente que nunca se cae!

Finalmente, luego de semanas de estar al borde de la caída, Esther logro convencerte para amarrar un hilo al diente y sacarlo. Lloraste. Más del susto que del dolor, me cuentan, ya que yo no estaba en el momento. Pero de inmediato estabas feliz, mostrando el nuevo espacio entre tus dientes a quien se te parara en frente. Habíamos hablado de dejarle queso al ratón, pero tu también querías dejar galletas y leche (y spaghetti con carne, a lo que tu mamá pronunció un rotundo no), como a Santa. En fin, todo iba de maravilla hasta que se perdió el diente. Justo antes de dormir, al preparar todo para el ratón, te diste cuenta que el diente había desaparecido. Lo sacaste de su cajita para “limpiarlo” y de ahí no supimos mas nada de él. TRAGEDIA. Hubo llanto, hubo tristeza, ira y resignación por unos 15 minutos hasta que logramos convencerte de que igual vendrían a visitarte esta noche (tanto el ratón como el hada. Mamá nos dijo a los dos que vendría un hada también). Para convencerte fue necesario responder interminables preguntas como “por donde entran?” Usan el elevador?” “Como saben que se me cayó el diente?” Y así nos fuimos un rato hasta que decidiste tú misma, hacerle un mapa a ambos para que encontraran el apartamento sin problema. Te amo hija. Gracias por hoy.




Monday, August 8, 2016

Jul. 6, 2016

Resulta que tienes un nuevo miedo, el cual conocí hoy al llegar a casa del trabajo. Te escuché quejándote porque tu nana te pedía que halaras la cadena luego de usar el baño. Tú no querías. Me parecía curioso que sintieras esa aversión a algo tan simple como halar la cadena y fui a ver qué pasaba. Al verme, saliste corriendo del baño pidiéndome que no te hiciera hacerlo porque tenías miedo de que se desbordara. Traté enseguida de calmarte, explicarte que eso ocurre muy poco y convencerte (un poco obligarte) de que entraras al baño para bajarla. Entraste corriendo, empujaste la palanca y, sin mirar atrás, corriste fuera del baño hasta el final del pasillo. Fue mejor así porque inmediatamente saliste por la puerta, el servicio comenzó a desbordarse. Nunca te diste cuenta. Rápido cerré la llave y salí a buscarte para irnos a comer un helado como habíamos planeado. En el carro me contaste que una vez, en la escuela, bajaste la palanca y se desbordó el servicio. Desde esa vez, me cuentas, no quieres bajarla cuando hay mucho papel; y cuánto me alegro que no hayas visto lo que acababa de ocurrir en casa.

Después de tu helado querías ir a caminar y nos fuimos a ver el mar y los edificios llenos de luces que se reflejaban sobre el agua. Hablamos un poco de todo… de cómo los barcos cruzan el canal, cómo sube y baja la marea, “qué pasa si nos caemos al mar? Cómo salimos papá?” Retomamos el tema de tus clases de surf, y cómo te gusta que te hable de eso y te enseñe como se hace (en tierra) pero luego no quieres meterte al mar. Dices que esta vez si de verdad te vas a meter con mi tabla grande. Hablamos un poco de la muerte, querías saber por qué a los muertos no los llevan al hospital, adonde iba uno después de muerto. Cosas así. Afortunadamente, antes de tener que enfrentar la especificidad de tus preguntas (la cual solo aumenta a medida que progresa tu línea de cuestionamiento), dos pelicanos enormes salieron de la oscuridad aterrizando abajo en el mar, frente a nosotros. Entonces comenzamos a hablar de aquellos pelícanos y nos preguntábamos si se conocían, si eran amigos. Tú preguntas que si quizás eran novios; yo me pregunto por qué eso ha de preocuparte a esta edad. Luego, de una manera muy cándida me cuentas también sobre el día en que te golpeaste la cabeza. La verdad es que nunca nos contaste con detalle tu experiencia, y hoy me hablaste del momento en el que se golpeó tu cabeza, de cómo reaccionaste cuando viste tu sangre, y cómo se preocupó tu amiguita cuando te vio la herida, pero al contarme todo esto, me agarraste la mano y me dijiste: “pero no te preocupes papá, que no me dolió ni un poquito cuando me golpeé, solo me asusté un poco.” Te amo hija. Gracias por hoy.



Jun. 29, 2016

“Papá, quiénes son los blancos?” Me preguntaste sobre el equipo de camiseta blanca jugando futbol en la televisión. Te respondí que era Argentina y me preguntaste por los “Rojos.” “Los Rojos, mi amor, son Chile.” “Chile, así como Chile con Carne papá?” Sí, te respondí riéndome de tu pregunta. “Pero papá, como que ese Chile estaba muy picante porque los otros no están jugando bien.” Independientemente de la validez de tu teoría o no, estabas en lo correcto, pues Chile con Carne le terminó ganando a los Blancos en penales.
Esta semana en tu escuela ha sido súper divertida. Es la semana de pre-escolar y han hecho muchas actividades especiales. Un día jugaron con pintura de mil maneras diferentes, pintando con spray, con las manos, pies, guindados al techo por medio de una hamaca, en fin, una clase de arte larga y divertida. También tuvieron un día de la ciencia, en el que hicieron experimentos muy divertidos y juegos utilizando reacciones químicas.

En otras noticias, tú eres la no-tan-orgullosa portadora de El Diente que Nunca se Cae. Recuerdo cuando, hace ya más de un mes, viniste corriendo donde nosotros a enseñarnos tu diente de abajo que ya se movía (aunque con cierta restricción) para adelante y para atrás. Sin embargo, nada que se cae, incluso cuando tu madre intenta arrancártelo cada par de días. Aun cuando te mueres de ganas por perder aunque sea un diente, el pánico al dolor te impide dejarme tratar a mí, ya que tú asumes que si yo lo hago te va a doler más que cuando lo hace tu mamá. De esta manera, aún nos mantenemos a la espera (no tan paciente) de que finalmente El Diente que Nunca se Cae, decida dar el salto. Te amo hija. Gracias por hoy.


Jun. 22, 2016

"Te imaginas papá, que existieran saca puntas de crayola?” Me preguntaste mientras cenábamos pancakes y waffles en ihop después de salir de una fiesta de cumpleaños. Ninguno de los dos habíamos comido nada y con el hambre que tenía, los pancakes sonaban como una buena idea. Para ti fue la mejor noticia del día, hasta estabas un poco incrédula de que en verdad te iba a llevar: “pancakes de cena papá? En serio? Weeeee.” Mientras esperábamos la comida, pintábamos con crayones unos mantelitos que tenían ahí para los niños y fue cuando se te quedó el azul sin punta, motivando tu pregunta del saca punta. Te conté que sí existen y quedamos en ir a comprar uno para mostrártelo.

Desde hace semanas habías querido darme el regalo del día del padre y un día hasta lloraste porque mamá te decía que no me lo dieras. Estabas tan emocionada por lo que habías creado para mi, que no podías aguantarte ni un día más. Finalmente logramos convencerte diciéndote que después en el día del padre, yo me iba a quedar sin regalo porque ya me lo ibas a haber dado. Esa mañana te sentí treparte a mi cama y abrí un ojo para espiar quien andaba por ahí. Apenas viste signos de vida, saliste corriendo a buscar un paquete de manila con una corbata de papel pegada afuera. Adentro había una pintura hecha por ti que dice “I love you to the moon and back, daddy.” Te amo hija. Gracias por hoy.



Friday, August 5, 2016

Jun.15, 2016

Esta mañana te desperté junto con Lorenzo. Nos acostamos los dos en tu cama y tu hermano te daba leves palmaditas en el hombro mientras te llamaba en su propio idioma. He notado que cuando te despierto en las mañana con Lorenzo, te levantas más fácil y de mejor humor, así que aplicaré esa técnica siempre que él este despierto a esa hora.
Este fin de semana fuimos los dos al teatro a ver una versión no tradicional de Alicia en el país de las Maravillas. Es un teatro pequeño e íntimo, donde todo se escucha y los actores se encuentran literalmente al lado tuyo en el transcurso de la obra. Justo antes de comenzar la función, te di un caramelo que tenía en el bolsillo y que había traído para que te lo comieras viendo la obra. Mientras escuchaba a una persona anunciando que ya en un minuto iniciaba la función, me halaste la camisa para acercarme a ti y susurrando me dijiste: "quiero papitas papá, este caramelo no me gusta". Ok, te dije, las busco. Y al caminar hacia la puerta me gritaste: "las naraaaanjaaaaas papa!! Me oíste? Las naraaaanjas son las que me gustan! Logré regresar con las papitas naranjas (pringles de queso) a tiempo y nos sentamos tranquilos a ver el show. No pasaron más que unos minutos cuando te diste cuenta que Alicia estaba descalza y me dijiste: "mira, Alicia esta descalza, así como a mí
Me gusta. Pero aquí no se puede estar descalza, estamos en el teatro." Todo esto a un volumen completamente audible por todos los presentes, elenco incluido. Inevitablemente iba a ocurrir y no pude hacer más que reírme en voz muy baja y tratar de explicarte que tenías que decirme todo en voz muy bajita. Disfrutaste mucho la obra y me hiciste muchas preguntas; al final Alicia vino a saludarte y a responderte una de las preguntas que ella misma te había escuchado hacerme mientras actuaba.

Llegue a casa un poco tarde y me estabas esperando con unos zapatos de Tap puestos y un baile preparado. Al parecer, Teacher Mónica te dejo llevarte unos zapatos a casa prestados y ahora bailas Tap. Pobres vecinos del piso de abajo. Te amo hija. Gracias por hoy.



Jun. 8, 2016

El sábado salimos en un date tu y yo. Primero fuimos a almorzar a un restaurante canadiense que esta cerca de casa pero como tu ya habías comido, venías por un helado de chocolate. Mientras esperábamos la comida descubrimos que la parte de atrás del tapete estaba llena de juegos para niños y nos pusimos a hacer laberintos y conectar puntos mientras me preguntabas cosas sobre la conversación que estaban teniendo los vecinos de la mesa de al lado; sólo pude cruzar los dedos y esperar que los vecinos no hubieran escuchado tus preguntas, pero lo dudo ya que estábamos tan cerca que nosotros pudimos escuchar todo lo que ellos hablaban. Después del almuerzo fuimos al mall a hacerle un mandado a mamá y al llegar a la entrada del centro comercial, me agarras por el brazo, paramos de caminar y me preguntas: “te diste cuenta que hoy tengo el pelo suelto? Te gusta mi pelo suelto papá?” Te respondí que sí, que como más me gusta verte es con el pelo suelto, y que por qué preguntabas. “Es que yo prefiero tener el pelo suelto y andar descalza por ahí. Pero aquí en el mall no puedo porque me regañan. Solo los bebés pueden, como Lorenzo.”

Ayer llegó tu madrina, Ana, de visita a Panamá con su novio, Javier. Tu estás como si la visita hubiese sido exclusivamente para verte a ti porque pretendes adueñarte de la vida de tu “Ina” durante todo el tiempo que esté aquí. Debido a su llegada estás durmiendo con nosotros en el cuarto. Ahora, antes de dormir y por un error mío, descubriste en mi gaveta de la mesita de noche un paquete de tus galletas que llevas en la lonchera a la escuela. Cuando me cuestionaste al respecto en verdad me dio mucha vergüenza porque resulta que era el último paquete de galletas y me lo echaste en cara. Luego, como si tu mirada de desaprobación no fuese suficiente, esperaste hasta que mamá saliera del baño para contarle que yo me había comido tus galletas. Tu madre me miró con la misma mirada que, hace escasos minutos, habías proyectado tú. Te amo hija. Gracias por hoy.