"Te imaginas papá, que
existieran saca puntas de crayola?” Me preguntaste mientras cenábamos pancakes
y waffles en ihop después de salir de una fiesta de cumpleaños. Ninguno de los
dos habíamos comido nada y con el hambre que tenía, los pancakes sonaban como
una buena idea. Para ti fue la mejor noticia del día, hasta estabas un poco
incrédula de que en verdad te iba a llevar: “pancakes de cena papá? En serio?
Weeeee.” Mientras esperábamos la comida, pintábamos con crayones unos
mantelitos que tenían ahí para los niños y fue cuando se te quedó el azul sin
punta, motivando tu pregunta del saca punta. Te conté que sí existen y quedamos
en ir a comprar uno para mostrártelo.
Desde
hace semanas habías querido darme el regalo del día del padre y un día hasta
lloraste porque mamá te decía que no me lo dieras. Estabas tan emocionada por
lo que habías creado para mi, que no podías aguantarte ni un día más.
Finalmente logramos convencerte diciéndote que después en el día del padre, yo
me iba a quedar sin regalo porque ya me lo ibas a haber dado. Esa mañana te
sentí treparte a mi cama y abrí un ojo para espiar quien andaba por ahí. Apenas
viste signos de vida, saliste corriendo a buscar un paquete de manila con una
corbata de papel pegada afuera. Adentro había una pintura hecha por ti que dice
“I love you to the moon and back, daddy.” Te amo hija. Gracias por hoy.
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