Este fin de semana fuimos a quedarnos en un hotel que queda muy cerca de
la selva y en donde tienen un orquidiario, un criadero de mariposas y uno de
ranas que fuimos a visitar. Sorprendentemente estabas muy atenta a todo lo que
la guía decía de las orquídeas, mientras yo me perdía la mitad de la charla por
estar correteando a Lorenzo quien sólo quería salir corriendo sobre las piedras
y el lodo. Comprobé nuevamente tu habilidad de hacer amigos cuando al
regresar del tour te le acercaste a una niña cerca de la piscina y simplemente
te le presentaste: "hola, soy Valentina, quieres jugar conmigo?" Y
así de fácil adquiriste una compañera de juegos para que fin de semana. Me
encanta que tengas la seguridad suficiente para atreverte; siempre que vamos a
algún sitio terminas rodeada de nuevos amigos.
Mientras estábamos en la
mesa cenando tratabas de leer las palabras en mi camiseta con cierta
dificultad. Las letras leían "Purdue University" y Me preguntaste por
su significado. Te conté que esa era la universidad en donde había estudiado y
donde mamá y yo nos habíamos conocido. Eso llamó tu atención y dió inicio a una
serie interminable de preguntas como: "estaban juntos en el salón?"
"Y entonces cómo se conocieron?" "Jugaban juntos en el
recreo?" "Y a qué jugaban?" Tu madre y yo ambos nos miramos sin
saber qué responder.
Mientras escribo estas líneas te veo dormir en tu cama. Mamá te prometió
(en nombre mío) que yo iría a dormir a tu cuarto esta noche para acompañarte
(aun no tengo claro por qué razón). Después de un día muy activo en donde
jugaste todo el día con Marifer y luego fuimos al cine con ella y tu amiga, la
otra Valentina, quedaste rendida e inmóvil regalándome solo una minúscula esquina
de tu cama en donde acostarme. Te confieso que no llegué a terminar de contarte
todo esto en el "miércoles" ya que me quedé dormido a tu lado
observándote. Te amo hija. Gracias por hoy.
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