"No papi, así no son las manos de ballet!" Me corregías
mientras me hacías repasar contigo tu coreografía del baile de fin de año antes
de dormir. Como no te convencían mis manos ni mis movimientos, decidiste que
era mejor olvidarnos de la coreografía para enseñarme de la primera a la cuarta
posición, y "si las haces bien, puedo enseñarte las demás." Por
supuesto que también recibí una clase de estiramientos la cual tuve que parar
abruptamente cuando te disponías a mandarme a hacer el split.
A veces antes de dormir te
leo un libro; a veces me lees tú uno a mí y cuando te aburres de leer, me
cuentas el libro a tu manera porque ya te los sabes todos de memoria (desde
pequeña, mamá te lee todos los días y los únicos libros que no te sabes, son
los que no te hemos regalado aún). Pero últimamente cuando yo te acuesto a
dormir, hacemos algo diferente. Tomas tu globo terráqueo y le das vuelta hasta
escoger un país con el dedo para luego hacerme muchas preguntas sobre él. Vemos
fotos en mi teléfono de su gente, paisajes y comida y finalmente vemos qué tan
lejos queda de Panamá. Ésta noche escogiste Canadá, y como el restaurante donde
vamos casi todos los miércoles es un deli canadiense, quieres ir donde la dueña
(quien siempre nos atiende) a contarle los que aprendiste (sobre todo, que te
encanta que la bandera tenga la hoja del "árbol de sirope de
pancake"). Te amo hija. Gracias por hoy.
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