Últimamente has empezado a decirme tú misma lo tanto que te
gustan los miércoles cuando me quedo contigo en casa. Hasta hace poco creo que
nunca habías hecho la conexión entre el día específico y el verme en casa, para
ti simplemente era una bonita coincidencia. Ahora es diferente. Ya me lo
dijiste. Ahora me dejas saber que esperas a los miércoles porque así estás conmigo hasta
la tarde, lo cual me hace muy feliz, pero a la vez de da mucha ansiedad por no
quedarte mal. Hoy casualmente, fue un día “a medias,” ya que no pude quedarme
contigo por trabajo, pero aproveché para buscarte a la escuela y llevarte al
parque antes de tener que irme. Tu tomaste bien la noticia de que no me
quedaría contigo el resto de la tarde, pero enseguida me preguntaste si el
próximo miércoles si lo iba a hacer.
