Entre tus tantos talentos definitivamente NO están el de
guardar secretos, ni el de dar sorpresas. Cuando dices que le vas a decir un
secreto a alguien, te acercas muy cerca a la oreja de la persona a quién será
revelado el secreto en cuestión y haces el gesto manual universal de decir un
secreto, pero en vez de hablar en voz baja para que nadie más oiga, tú no te
contienes y gritas a toda voz el “secreto.” Esta semana fue mi cumpleaños y
junto con mamá me hicieron una tarjeta “sorpresa” que me entregarías el día en
que cumplí años, pero tú no te podías aguantar y el día antes, justo después de
terminar la tarjeta, viniste corriendo adonde mi con ella en la mano gritándome
que me tenías una sorpresa de cumpleaños y que era una tarjeta hecha por ti.
Desde hace unas pocas semanas para acá te has estado
acostando a dormir sola en tu cuarto. Ya pensaba yo que este momento nunca iba
a llegar. Cuando yo tenía tu edad le tenía mucho miedo a la obscuridad, tanto
que me gustaba que mi mamá dejara la puerta entreabierta para que entrara un
poquito de luz y así no sentirme completamente a obscuras. Me alivia saber que
tú no sientes ese miedo (al menos por ahora) y que tu necesidad de pasarte con
nosotros a dormir era más una cosa de querer compañía que de tener miedo a algo.
De todas maneras, periódicamente “fumigamos” tu cuarto con una máquina
anti-monstruos (una bomba de inflar un colchón inflable, que hace un estruendo
al encender y que echa una ráfaga de aire que “espanta” monstruos) por si las
moscas. Ahora tu duermes muy tranquila luego de que mamá o yo te leemos un
cuento y te quedas solita toda la noche.
Ahora que estoy en el trabajo, recibo una llamada tuya al
teléfono: “papá, sabes que mamá no se siente bien? Yo estoy aquí en la casa
cuidándola. Le dije que se acostara 10 minutos boca abajo en la cama porque le
duele la barriga.” Te dije que gracias por llamar a avisarme y también gracias
por cuidar a mamá cuando yo no estoy. Antes de pasarme a mamá al teléfono me
dijiste que le ibas a preparar una avena porque era lo único que debía comer.
Te amo hija. Gracias por hoy.
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