Mamá ya dejó de trabajar en espera de la llegada de Lorenzo
Domingo, quién debe aparecerse por nuestras vidas muy pronto. Así que hoy fuimos
los dos a recogerte a la escuela esta mañana y tú estabas incrédula y feliz de
tenernos a los dos contigo ahí. Del golpe que te diste la semana pasada ya te
queda poco, aunque todavía cuidamos un poco de que no corras tanto y mucho
menos de que saltes desde muy alto para prevenir que te vuelvas a hacer daño
antes que te acabes de curar completamente. Como yo todavía estoy con vendaje y
terapia, tú me has estado cuidando mucho, regañándome cuando me muevo demasiado
y recordándome que debo ponerme hielo en el pie cada cierto tiempo. Al ver que
te estabas aburriendo un poco porque no te dejábamos ir al parque (para que no
te lastimaras el pie corriendo), te ofrecí llevarte a la piscina del edificio y
alegremente me acompañaste. Pero no hicimos mas que llegar al borde de la
piscina y empezó a caer un aguacero torrencial con truenos y relámpagos, el
cual frustró nuestros planes de diversión.
Ayer era el cumpleaños de tu mejor amiga Marifer, y te
llamaron para invitarte a una cena de amigos en Benihana. Tú estabas tan
emocionada porque ibas a salir “sola” con tus amigos a celebrar el cumpleaños y
yo les decía a Tio Fer y Tia Maite, cuando te pasaron a buscar, que me sentía
como papá de una teenager que la dejaban salir de la casa con amigos por
primera vez. Regresaste súper contenta por supuesto, y con una audiencia de
personas en el elevador, me contaste a toda voz que tu parte favorita fue el
fuego y la soda de fresa.
No sé si es la llegada de tu hermanito, o la edad o el hecho
que tu mamá ya está en casa por los próximos meses, pero tú has estado extra
cariñosa y cooperadora con nosotros, sobre todo con mamá, en estos últimos
días. Me alegra saber que por estos próximos días, vas a tener a mamá para ti solita
antes de la llegada de tu hermanito. Te amo hija. Gracias por hoy.
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