Thursday, February 13, 2014

FEB. 12, 2014

"Estoy feliz como una lom-bríz," me dijiste a toda voz y separando cada sílaba cuando te pasé a buscar para recoger a tu mamá al aeropuerto. Estabas tan súper, ultra, turbo, extra contenta de que finalmente llegaba, que no podías quedarte quieta ni dejar de hablar. Fuimos conversando todo el camino sobre varias cosas, pero sobretodo, de tornados (?). No se dónde viste o quién te contó sobre estos fenómenos atmosféricos pero sí se que te causaron impresión porque no dejabas de preguntarme al respecto. "Papá, cuándo viene el tornado a Panamá? Y viene a la casa?" No mi amor, te contesto, no hay tornados aquí, están muy lejos. "Y donde hay?" Hmmmm, en Kansas, te digo. "Kansas? Pobrecito Kansas. Y, el avión de mamá, pasa por Kansas?" No mi amor, pasa lejos de Kansas, y además, ya llegó a Panamá. Me contaste también del paseo con tu abuela y tu primo Santi a Chuck E. Cheese's, y que ya tu y Chuck eran amigos y te habías tomado foto con el (antes no podías verlo ni en pintura).

 
 Ya en el aeropuerto tuvimos más aventuras. Resulta que estaba muy lleno y mamá se demoraba mucho así que traté de re-dirigir tu energía hacia otras cosas porque eso de esperar pacientemente la llegada de tu madre, a tu edad, es tarea difícil. Corriste por toda la terminal, haciendo breves escalas en alguno de dos carritos mecánicos, dañados,(un convertible y un cohete espacial) para jugar y me llevabas para aquí y para allá, subiendo y bajando escaleras. En una ocasión te me escapaste corriendo directo a la puerta de migración y tuve que hacer carrera para agarrarte justo en la entrada, bajo la mirada reprobatoria de los agentes de seguridad. Tu actividad fue tal, que una señora que tenía rato de vernos interactuar, se acercó a recomendarme tomar ginko biloba y açai para darme energías (entre risas, me dice "con ella lo va a necesitar"). Te amo hija. Gracias por hoy.
 
 

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