Más que un primer día de clases, para ti fue muy especial
porque recibiste dos grandes sorpresas. La primera es que tu primo Santi también
empezó la escuelita hoy. Al principio estabas molesta porque querías seguir
usando el mismo uniforme del año pasado y no entendías por qué en vez del verde
que usabas, teníamos que ponerte uno rojo (el de niña grande). Sin embargo,
todos estos temas, cualquier cansancio que tuvieras por levantarte temprano,
cualquier preocupación que tuvieras por dejarte sola en la escuela o no estar en el salón de “los verdes” con tu
primito y cualquier duda sobre tu nuevo salón o tus maestras, se disiparon en
el instante en que te diste cuenta que Marifer, tu compinche y amiga del alma,
había quedado en tu mismo salón. No te puedo explicar la emoción que sentiste,
me encantó tu cara cuando la viste. Ya veremos que tal les va juntas en la
escuela porque puede resultar de dos
maneras, una, que tengan una mejor experiencia porque están juntitas y se hacen
compañía tranquilitas, o la otra es que la combinación de estas dos súper
amigas en un salón de clases se convierta en un terremoto catastrófico para las
maestras. Sabemos que tú y Marifer son dinamita cuando están juntas, así que
solo resta esperar y ver cómo funciona, ya nos dirán las maestras. Si la semana
que viene no nos han convocado a una reunión de padres de familia, sabremos que
todo va a estar en orden.
Yo tuve el privilegio y la suerte de compartir mis años de
escuela con mi mejor amiga también (tía Maité, la mamá de Marifer), y en el mismo
salón casi siempre, así que sé la alegría que es para ti tenerla contigo y me
alegro que puedas tener esa experiencia. Para mí es una satisfacción saber que al
menos, por ahora, estarás siempre acompañada mientras en la escuela. Te amo
hija. Gracias por hoy.
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