Esta mañana no te querías levantar. Me recordaste a mí mismo
cuando estaba en la escuela (solo que a mí esto me duró desde kínder hasta 6to
año) y que había que moverme mil veces y prender luces, apagar aires y hacer
ruido para que me despertara. Así mismo fue esta mañana contigo! Logré ponerte
de pie, pretendiste caminar hacia tu cuarto para vestirte y sin darme cuenta te
diste la vuelta y saliste corriendo a mi cuarto escondiéndote debajo de las
sábanas. Hablando de escondites, aprovecho para decirte que realmente no eres
la mejor jugadora de “el escondite” que conozco, ya que cada vez que te
escondes en algún lugar te da tanta risa, que cualquiera te encuentra en un
segundo con solo seguir tu carcajada.
Debido a que te vas de viaje con tu madre a conocer a tu
nuevo primito, Lucas, tu abuela decidió organizar una búsqueda de huevos de
pascua en el fin de semana y escondió los huevos por todo el patio para que tú
y tu primo Santi los buscaran. En un show digno de tu edad, con premio al Óscar
por mejores lágrimas de cocodrilo, rompiste en llanto porque te diste cuenta
que Santi había cogido un huevo rosado, que aparentemente era tuyo únicamente
(sabrás tú solamente que le veías tu a este huevo para que te pusieras así). A
Santi no le molestó devolverte el súper huevo rosa y desde ahí todo fue paz y
diversión. Te amo hija. Gracias por hoy.
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