Wednesday, May 7, 2014

May. 7, 2014


Cada vez me sorprende más hasta donde llega tu capacidad para acordarte de cosas, y muchas veces, cosas que no quisiera que recordaras. El viejo cuento de que los niños “son esponjas” no deja de ser cierto contigo porque todo lo absorbes. Hace muchos meses atrás te dije una mentira; una mentira dicha en buena fe, pero igual una mentira, y una que no se te olvidó nunca. Viste una cicatriz notable que tengo en mi pierna, la cual me hice con una piedra en el mar. Insistentemente me preguntabas como me pasó eso, si me dolió, si lloré, etc... pero sobretodo, querías saber dónde fue.  En mi afán de que ames el mar y la playa tanto como yo, quería evitar decirte que lo que me había pasado tenía que ver con alguna actividad acuática para que no te diera miedo luego estar cerca del mar, así que cuando me preguntaste sobre eso te dije que me había caído caminando en Nicaragua y me di con una piedra. Hoy en el parque me preguntabas sobre las piedras, y si golpeaban como las de Nicaragua. No tenía idea de qué me hablabas hasta que mencionaste mi cicatriz en la pierna. Todavía no puedo creer que te acuerdes de eso, perdón por la mentirita.

Cuando llegamos al parque el cielo estaba cubierto de nubes negras, como si fuese inminente la tormenta que se avecinaba, así que te dije que sólo íbamos a estar un ratito pues venía la lluvia y debo admitir que por primera vez, salí de casa sin ningún tipo de preparación (es decir, no llevaba paraguas, ni ropa de cambio, ni merienda, ni nada). Te tomaste a pecho lo que te dije porque empezaste a correr de juego en juego como si quisieras usar TODO lo que había en el parque antes de que nos fuéramos. Corrías por todos lados cantando a toda voz la versión en spanglish de “let it Go” de Frozen, mientras yo corría detrás de ti. Luego fuimos a visitar el árbol que sembraste en el mismo parque el mes pasado. Te emocionaste cuando viste que, no solo vive, sino que tenía pequeñas flores blancas por todos lados. Le diste un poco de agua y te despediste de él antes de empezar la larga y rápida caminata de vuelta al carro antes que nos cayera el aguacero. Te amo hija. Gracias por hoy.


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