Desde que estabas en la barriga de tu mamá, ella te ha leído
todo tipo de cuentos. Aun con la influencia de la tele y tu ipad (en donde por
alguna razón estás obsesionada con Mr. Bean. En serio… Mr. Bean? No sé de donde
sacas eso) son muchas las ocasiones en que prefieres los libros, y los cuentos
son parte esencial de tu rutina para dormir. Ahora, además de que te lean, te
encanta a ti inventar cuentos para echar. Todo el tiempo quieres contar cuentos
y tu primo Santi es una de tus víctimas preferidas para tus inventos. El otro
día mientas venía en el carro con ustedes dos, le contabas a Santi sobre las
hadas. Él te hacía preguntas al respecto y tú elaborabas con lujo de detalles
cada respuesta. Le contabas sobre cómo eran las casas de las hadas con techos
de hojas y ventanas pequeñas porque las hadas son, en efecto, pequeñas también.
Veo en ti mucho de tu abuela Abi, en el cuidado que pones al enseñar y al
asegurarte que las preguntas de Santi quedaran completamente resueltas, hasta
ayudándolo a deletrear palabras difíciles: “Santi, sabes decir pequeño? Dices
así, PE-QUE-ÑO, a ver repite conmigo.”
Hoy llegaste a casa de la
escuela y te pregunté si me acompañabas a Do-It center y me respondiste con una
gran sonrisa: “DO-IT CENTER!! SIIIIII!.” así que fuimos para allá a conseguir
algunas cosas que yo necesitaba. Hoy sí que aprovechamos para hacer de todo!
Hasta te dejaron montarte en un tractor de esos que se usan para cortar la
hierba e hiciste ejercicios “como papá en el gimnasio,” pidiéndome que te
enseñara como se usaba el equipo de ejercicios que tenían de muestra. Jugamos
fulbito, nos probamos sombreros y probamos si ya estabas suficientemente alta
para una bicicleta de “niña grande” que tenían ahí. Ah! También aprovechamos
para comprar las cosas por las que habíamos ido al sitio originalmente. Entre
las cosas que compré, conseguí un avión de madera balsa para ti, para que lo
hiciéramos volar en casa, así que cuando llegamos lo armamos y tú mirabas fascinada
como estos pedacitos de madera se habían armado juntos para hacer un avión que volaba
de verdad. Practicamos un buen par de veces hasta que al fin pudiste tirarlo tú
solita haciéndolo volar. Te amo hija.
Gracias por hoy.
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