Tuesday, May 26, 2015

May. 13, 2015


Desde que estabas en la barriga de tu mamá, ella te ha leído todo tipo de cuentos. Aun con la influencia de la tele y tu ipad (en donde por alguna razón estás obsesionada con Mr. Bean. En serio… Mr. Bean? No sé de donde sacas eso) son muchas las ocasiones en que prefieres los libros, y los cuentos son parte esencial de tu rutina para dormir. Ahora, además de que te lean, te encanta a ti inventar cuentos para echar. Todo el tiempo quieres contar cuentos y tu primo Santi es una de tus víctimas preferidas para tus inventos. El otro día mientas venía en el carro con ustedes dos, le contabas a Santi sobre las hadas. Él te hacía preguntas al respecto y tú elaborabas con lujo de detalles cada respuesta. Le contabas sobre cómo eran las casas de las hadas con techos de hojas y ventanas pequeñas porque las hadas son, en efecto, pequeñas también. Veo en ti mucho de tu abuela Abi, en el cuidado que pones al enseñar y al asegurarte que las preguntas de Santi quedaran completamente resueltas, hasta ayudándolo a deletrear palabras difíciles: “Santi, sabes decir pequeño? Dices así, PE-QUE-ÑO, a ver repite conmigo.”

Hoy llegaste a casa de la escuela y te pregunté si me acompañabas a Do-It center y me respondiste con una gran sonrisa: “DO-IT CENTER!! SIIIIII!.” así que fuimos para allá a conseguir algunas cosas que yo necesitaba. Hoy sí que aprovechamos para hacer de todo! Hasta te dejaron montarte en un tractor de esos que se usan para cortar la hierba e hiciste ejercicios “como papá en el gimnasio,” pidiéndome que te enseñara como se usaba el equipo de ejercicios que tenían de muestra. Jugamos fulbito, nos probamos sombreros y probamos si ya estabas suficientemente alta para una bicicleta de “niña grande” que tenían ahí. Ah! También aprovechamos para comprar las cosas por las que habíamos ido al sitio originalmente. Entre las cosas que compré, conseguí un avión de madera balsa para ti, para que lo hiciéramos volar en casa, así que cuando llegamos lo armamos y tú mirabas fascinada como estos pedacitos de madera se habían armado juntos para hacer un avión que volaba de verdad. Practicamos un buen par de veces hasta que al fin pudiste tirarlo tú solita haciéndolo volar.  Te amo hija. Gracias por hoy.


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