Al fin nos mudamos! Mamá te pasó a recoger después del
trabajo para llevarte a nuestro nuevo apartamento y tú lloraste casi todo el
camino hasta la casa. Los cambios nunca son fáciles para nadie y me imagino que
a tu edad esta es una transformación épica, la cuál te saca completamente del
entorno al que has estado acostumbrada desde que tienes memoria. En el carro
hasta le pedías a mamá que te llevara donde Abi y Abu en puerto rico; imagino
que en tu mente solo buscabas llegar a un lugar que ya conocías para no
sentirte tan extraña. Afortunadamente, te has acostumbrado muy rápido,
aprendiendo a aprovechar las cosas nuevas que ahora puedes disfrutar como tu
propio parque y varias piscinas en donde nadar. También extrañas mucho a tu
primo, con el cual creciste como un hermano, y ahora sé que te aburres con más
facilidad porque no estas acostumbrada a estar sola. Pero, esa situación sé que
cambiará pronto con la pronta llegada de tu hermano, Lorenzo Domingo.
Me pediste el otro día que te llevara a estrenar la piscina
del edificio y antes de bajar, curiosamente, me preguntaste si ibas a bajar
solo con tu traje de baño y no con más ropa. Te dije que sólo con el traje
porque estábamos muy cerquita de la piscina. Cuando llegamos abajo, me di
cuenta cuál era tu preocupación. No querías que otros hombres te vieran en tu
vestido de baño, te daba pena! No sé cuándo ni cómo, pero de repente un día
empezaste a sentir pena y yo acá que pensaba que este tipo de cosas irían
ocurriendo cuando ya tuvieras más edad. No quisiste meterte entonces en la
piscina y me senté contigo afuera a hablarte al respecto. Te dije que las
personas compartían esos espacios y que eran de todos en el edificio y que no
podías tener la piscina para ti solita. “pero no quiero que me vean los señores
papá,” me decías, así que esperamos los dos juntitos hasta que los dos
muchachos que estaban en la piscina se
fueron y te metiste conmigo.
Hoy no estoy contigo pues me fui en un corto viajecito, pero
antes de irme me invitaste a tu cuarto a ver tu tolda nueva de acampar (la cual
yo había armado en tu cuarto nuevo) y me dijiste: “papi, te presto mi tolda
para que duermas en la montaña.” Te amo hija. Gracias por hoy.
No comments:
Post a Comment