Hoy
cuando te llevaba a la escuela te pregunté qué querías hacer cuando te pasara a
recoger y me dijiste que querías ir otra vez al súper. Ya se te acabó el queso
amarillo así que había que ir a comprarte más (amas tu queso amarillo en el
desayuno) y te mostraste sorprendida de que yo supiera que ya no tenías más y
que había que comprar, lo cual me causó mucha gracia. A veces te doy a escoger si
quieres caminar, empujar tu propia carretilla o que te lleve yo sentada en mi
carretilla mientras tú me ayudas a acomodar la compra. Hoy escogiste ir
sentadita en la mía. Algo que te encanta hacer cuando estamos ahí es hacer que
te lleve a la máquina lectora de precios que tienen, y uno por uno ver los
precios de cada producto. Por suerte, hoy solo eran poquitas cosas. También aproveché
para comprar unas cosas para mi carro y me pediste explicaciones sobre lo que
puse en la carretilla. No sabía cómo explicarte qué es lo que estaba comprando
así que opté por decirte exactamente lo que era: una botella de líquido para
limpiar los inyectores del carro. “Los inyectores, papá? El carro está enfermo?”
No mi amor, es para limpiarlo, te dije. “Entonces por qué le vas a poner una
inyección?” Traté de explicarte lo mejor que pude que no eran la misma cosa,
pero, al llegar a la caja me di cuenta que fue en vano ya que le dijiste a
todos los que estaban en la fila que tu papá le iba a poner una inyección al
carro. Te amo hija. Gracias por hoy.
Wednesday, August 6, 2014
Ago. 8, 2014
Este
fin de semana nos fuimos para El Valle. Definitivamente amas la naturaleza
porque solo hablar de parques, montañas y playas te llena de emoción. En la
ciudad, lo único que creo que te causa una emoción parecida es ir a súper mercado!
Esta vez tio Jose y tia Yani nos invitaron a su casa con tu amiga Camila, y
pese a la constante lluvia que cayó, siempre encontramos momentos para pequeñas
aventuras. Es obvio que lo que más te gustó fue montar moto ya que aún detrás
del ruido de la moto se escuchaban tus gritos pidiendo que fuéramos más rápido.
Además montaste a caballo y hasta pusieron maíz en el patio para que los ñeques
bajaran de la montaña a comer mientras los espiábamos desde la casa.
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