Dic. 10, 2014
Mi niña grande, hoy fue el último miércoles en que te llevo
a la escuelita. Ya el viernes es tu último día y sales de vacaciones hasta el
próximo año en que empiezas el pre-kinder. En verdad querías irte en bus, pero
siendo ésta la última semana, te insistí en que sería yo el que me encargaría
de tu transporte a la escuela, porque después de todos estos años de hacerlo,
lo voy a extrañar mucho. No tanto el tráfico ni el desvío total de mi ruta
hacia el trabajo, pero ese tiempo contigo, esos momentos invaluables en que
eres sólo para mí.

Cuando te pasé a recoger hacía una tarde esplendorosa de
verano así que teníamos que aprovecharla para hacer algo divertido. Te pusiste
tus lentes de sol (hace un tiempo atrás me diste unos lentes para que los
tuviera yo siempre en el carro en caso de que hubiera mucho sol) y me dijiste
que nos fuéramos al parque Omar, tu favorito. Después de correr y jugar un buen
rato en los “monkey bars,” fuimos a ver aquél árbol de limón que sembraste ya
hace un año en el parque, y no podías creer que el árbol ya alcanzaba tu
tamaño, así que te tomé una foto al lado de él para que vieras cuánto había
crecido. El día estaba tan delicioso que nos quedamos un buen rato en el parque
para aprovecharlo, comiendo raspado sentados en la hierba mientras mirábamos a
los niños más grandes que jugaban con unos carritos motorizados pretendiendo
estar en el tráfico. Tú querías ir a manejar los carritos pero aún estás muy pequeña
para hacerlo y lo entendiste sin problema. Solo verlos te fue suficiente, hasta
que se acabó el raspao y nos fuimos a los columpios.
Mientras te columpiaba y me pedías que lo hiciera más y más
fuerte (cómo siempre lo haces), hoy tenías una misión especial! “papá méceme
más duro que quiero llegar al cielo.” Y para qué, te pregunté. “para caer
encima de las nubes y comérmelas todas!” Comértelas? “Sí papá, las nubes son
como malvaviscos gigantes, te imaginas comerte todos esos malvaviscos?” Te amo
hija. Gracias por hoy.
No comments:
Post a Comment