Hoy salías más temprano de la escuela que de costumbre así
que estuvimos juntos desde la mañanita. Desafortunadamente amanecí sintiéndome
mal y no pude hacer tantas actividades como te hubiera gustado. Me daba un poco
de dolor porque te veía con tantas ganas de que estuviera corrinchando contigo,
jugando las escondidas o meciéndonos en los columpios, pero la verdad es que no
podía acompañarte en esos juegos. Aunque sí te llevé un ratito al parque de la
casa, tuviste que conformarte con jugar conmigo a la tienda de helados con el
play-doh y ver una nueva película que te encanta (nueva para ti), que se llama
el día horrible de Alexander (o algo así).
Ayer fue el día de las madres en Panamá y tú me querías
ayudar a hacerlo muy especial para mamá, así que nos levantamos tempranito sin
hacer bulla, buscamos a tu hermanito, y nos fuimos a la cocina a preparar el
desayuno para llevarle a la cama. El que
no hayas ido corriendo a despertar a tu mamá apenas te levantaste es un
verdadero milagro pre-navideño porque es lo que haces usualmente cuando te
despiertas, venir corriendo a despertarnos a nosotros. Mamá se despertó antes
de que pudiéramos llevarle el desayuno a la cama, pero ya casi lo teníamos
listo así que desayunamos todos juntos antes de irme a trabajar y luego tu
solita lavaste los platos (algo que me sorprendió mucho).
Este fin de semana pusimos las decoraciones navideñas en
casa. El arbolito quedó completo y con tu ayuda guindamos todos los adornos que
hemos acumulado en nuestros cortos años de ser una familia. Al día siguiente de
ponerlo, tu duende, sprinkle, amaneció trepado en lo más alto del árbol y
cuando llegué del trabajo, noté que ahora tenía una carta de navidad para
santa, que obviamente habías escrito tú. Asumí, naturalmente, que mamá te había
ayudado a poner la carta ahí, sin embargo ella ni la había visto! Tú sola te
trepaste (para mi terror) en el sofá, luego en el respaldar y en puntillas
colocaste la carta en lo más alto (esto lo sé porque, al no creerte, tomaste la
iniciativa de demostrarme en vivo cómo lo habías hecho). Cuando te pregunté qué
le habías pedido a santa en la carta, me dijiste que un scooter y unos patines,
pero “no creo que él entienda nada porque ni yo misma entiendo lo que escribí.”
Te amo hija. Gracias por hoy.
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