Mamá y yo nos fuimos de
viaje unos días esta semana. Es la primera vez que los dejamos a los dos solos
y tú no estabas muy segura al respecto. Todas las mañanas me preguntabas que si
ya era el día que nos íbamos. Todo eso cambió apenas llegó tía Maggi a casa. Le
pedimos el favor de que les echara un ojo mientras nos íbamos y ella se quedó
todas las noches con ustedes. Estuvieron tan a gusto con ella, que casi ni se
dieron cuenta que no estábamos nosotros en casa.
Mientras viajábamos
recibimos un mensaje de la tía diciéndonos que necesitaba la llave de nuestro
cuarto porque Lorenzo estaba encerrado y no podían entrar a buscarlo. Resulta
que para el cuarto, no existe una llave. Llamando a tu nana, me contó que
habías encerrado a Lorenzo con llave en el cuarto porque se paraba frente a la
televisión y no te dejaba verla. No había manera de abrir la puerta y mamá y yo
estábamos enojadísimos a cientos de kilómetros de distancia sin poder hacer
nada. Finalmente, pidieron ayuda a los conserjes del edificio, quienes se
treparon por la ventana con una escalera haciendo que tu hermano llorara en
pánico pero logrando la misión de abrir la puerta desde adentro. Ino llegó
también al rescate justo cuando lograban finalizar la odisea. Aunque le pedí
que por favor te regañara por haber hecho lo que hiciste, luego confesó que no
tuvo el corazón para hacerlo. Te amo hija. Gracias por hoy.