Wednesday, January 22, 2014

ENE. 22, 2014


Tu reacción al vernos la mañana que llegamos no tiene precio. Mamá y yo escuchamos tu puerta abrirse tempranito en la mañana y rápidamente corrimos al pasillo para que fuéramos lo primero que vieras cuando salías de tu cuarto. Al vernos, tus enormes ojos chocolates se agrandaron aún más en una expresión de total incredulidad y comenzaste a correr en sitio, sin moverte, así como para tomar impulso y volar hasta donde estábamos nosotros (me recordó a la cómica del correcaminos cuando agarraba impulso para huirle al coyote). “Mamá! Papá!” Gritabas emocionada, y llegaste hasta donde nosotros para llenarnos de abrazos y besos. Estabas desesperada por jugar de todo con nosotros. Empezaste a sacar libros para que mamá leyera, querías ver cómicas, jugar, pintar… de todo! De repente, agarraste un petate que había en el cuarto y me dijiste que tenías ganas de ir a la playa. Pusiste el petate en el piso del cuarto y me dijiste que eso era para no llenarse de arena mientras se tomaba el sol, invitándome a que me acostara a tu lado. No conforme con solo tomar sol, te paraste repentinamente y buscaste 2 tablas de surf imaginarias y me invitaste a surfiar en el pasillo contigo. Me encanta tu imaginación.

Hablando del surf, aún le tienes un poco de miedo al agua. Tu aprehensión a nadar nace un día en la piscina cuando hundiste la cabeza accidentalmente y tragaste un poco de agua, causándote una impresión que hasta ahora no se ha disipado. He tratado de enseñarte un poco a nadar pero después de ese incidente ha sido más difícil así que decidimos buscar la ayuda de un experto y comenzaste la semana pasada tu primera clase de natación. Tu tía Kayla nos hizo el favor de llevarte, y aunque al principio no estabas muy convencida, creo que el hecho que compartiste la clase con tu primito ayudo un poco a que te sintieras más a gusto.

Hoy fuimos al parque juntos  y se sintió muy bien volver a la normalidad de mis días contigo princesa. Parece exagerado, pero  en esta edad que tienes, dejar de verte por tan solo unos días da la impresión de que creciste mientras no te estábamos viendo. Y por más que me encanta viajar, amo estar presente para verte crecer y convertirte en la persona que llegarás a ser. Te amo hija. Gracias por hoy.



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