Tu reacción al vernos la mañana que llegamos no tiene precio.
Mamá y yo escuchamos tu puerta abrirse tempranito en la mañana y rápidamente corrimos
al pasillo para que fuéramos lo primero que vieras cuando salías de tu cuarto. Al
vernos, tus enormes ojos chocolates se agrandaron aún más en una expresión de
total incredulidad y comenzaste a correr en sitio, sin moverte, así como para
tomar impulso y volar hasta donde estábamos nosotros (me recordó a la cómica
del correcaminos cuando agarraba impulso para huirle al coyote). “Mamá! Papá!”
Gritabas emocionada, y llegaste hasta donde nosotros para llenarnos de abrazos
y besos. Estabas desesperada por jugar de todo con nosotros. Empezaste a sacar
libros para que mamá leyera, querías ver cómicas, jugar, pintar… de todo! De
repente, agarraste un petate que había en el cuarto y me dijiste que tenías
ganas de ir a la playa. Pusiste el petate en el piso del cuarto y me dijiste
que eso era para no llenarse de arena mientras se tomaba el sol, invitándome a que
me acostara a tu lado. No conforme con solo tomar sol, te paraste
repentinamente y buscaste 2 tablas de surf imaginarias y me invitaste a surfiar
en el pasillo contigo. Me encanta tu imaginación.

No comments:
Post a Comment