Este día nunca es fácil. Después de unas semanas
mágicas en Puerto Rico, ha llegado la hora de partir y aunque estás triste,
como suele ocurrir, en esta ocasión he tenido la oportunidad de presenciar una
madurez emocional en ti que no esperaba a esta edad. Con expresiones muy serias
y amorosas te despediste de tus abuelos dándoles las gracias por todo y
diciéndoles: "los amo mucho, que dios los bendiga y que todo les salga
bien. Los voy a extrañar."
Supongo que mucho tiene que ver con que eres ya más
grande, que ya tienes experiencia con esto habiendo pasado por esto varias
veces y pues, también está el hecho que nos vamos de aquí a Disney y eso
también te tiene emocionada.
Ya en el aeropuerto y esperando por el avión, te dedicaste a socializar
con otros pasajeros, primero mirando con curiosidad dentro de las maletas de
una muchacha que llevaba un perrito adentro y luego conversando con una señora
sobre la pintura de su casa y el por qué se le marcaban la venas en el brazo.
"Y que te pasó ahí?" Le preguntaste a la señora. "Bueno lo que
pasa es que mis venas se me hinchan y se ven a través de la piel."
"Eso es porque eres viejita?" Ese comentario es uno más de tu más
reciente faceta de hacer preguntas un tanto inapropiadas, como por ejemplo,
ayer le dijiste a otra señora: "tu tienes la barriga grande y la cabeza
chiquita," o como cuando le preguntaste al seguridad de la panadería por
qué le hacían falta dientes. Te amo hija. Gracias por hoy.
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