Wednesday, February 18, 2015

Feb. 18, 2015

Esta semana admito que ha estado un poco falta de emociones y diversión en comparación con tus últimos meses de actividad. Además de que todos tu amiguitos están en algún lado carnavaleando, también te enfermaste tú, luego tu abuela, luego yo y para cerrar con broche de oro, tu primo se accidentó golpeándose los dientes así que en estos días no han podido corrinchar como es usual entre ustedes dos. Para aprovechar que salí algo temprano del trabajo este fin de semana te llevamos a Chuck E. Cheese en donde prácticamente fuiste dueña del lugar ya que en la ciudad no quedaba mucha gente por las fiestas. Aprovechamos para llevar tickets  que ya teníamos (lo que a mi parecer eran miles y miles de tickets), para canjear por premios en el lugar, sumados a los que ganarías en esta vuelta, pero al parecer necesitamos un par de millares más para ganarnos algún premio que valga la pena.

Ya aprendiste a usar facetime. Y te encanta, pero por alguna razón, tú le dices Skype. Entiendes cómo buscar la persona a quien quieres llamar, entiendes que es cómo un teléfono pero que además puedes ver a la persona, pero lo que aún no logras entender es que las personas del otro lado de la línea a veces no pueden contestar cuando las llamas y eso te molesta. A veces tratas de llamarme al trabajo, muchas veces no lo escucho o no puedo contestar y me dice mamá que te enojas y sigues insistiendo hasta que yo te conteste, o ella te quite el teléfono. Esto me causaba gracia hasta que me dijiste que estabas preocupada porque yo no te contestaba… desde entonces me causa estrés cuando no puedo contestarte.

Es oficial, todo lo absorbes (hasta lo que no entiendes) y a veces esperas el momento menos indicado para demostrarnos algo que aprendiste, diciendo cosas frente a la gente. Ya estamos completamente anuentes de que debemos tener especial cuidado cuando hablamos frente a ti (sobre todo yo, que sé que cuento con un muy colorido vocabulario) para que no se te peguen palabras indebidas porque te encanta repetirlas, como ayer que tu abuelo mencionó la palabra “vaina” y tu procediste a repetir: “vaina, vaina, vaina, vaina.”  Te amo hija. Gracias por hoy.



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