“Ustedes eran jóvenes antes de tenerme a mí?” nos
preguntaste sorpresivamente a los dos mientras jugábamos en la piscina, a lo
cual tu mamá respondió con otra pregunta: “y ahora que somos?” “ahora son
papás,” contestaste muy segura de ti misma, como si lo que te hubiera
preguntado tu mamá tenía una respuesta tan obvia que todos deberíamos saberla
(al menos no nos dijiste que éramos unos viejos!).
Esta semana fuimos a la playa, al rio y a la piscina. Ya
estas encontrándote más a gusto en el agua, cada vez atreviéndote más a hacer
cosas que antes te daban miedo o te hacían sentir incómoda como lo era bucear
completamente sumergida bajo el agua. Ya hoy en la piscina te la querías pasar
prácticamente que debajo del agua solamente, hundiéndote hasta tocar el fondo e
impulsándote lo más rápido posible con los pies para llegar hasta la
superficie. Entre otras cosas, también agarraste tu primera ola en una tabla de
surf y, aunque no te paraste aún, te fuiste acostada encima de la tabla gritando
de la emoción un buen par de metros mientras yo corría detrás para asegurarme
de estar cerca en caso de que te revolcaras con la ola y te diera miedo. Aunque
fue obvio que lo disfrutaste y que no te asustaste (saliste diciendo: “mamá,
eso estuvo muy cool”) creo que una vez fue suficiente adrenalina para ti porque
ya no quisiste hacerlo de nuevo en ese momento.
Hoy mientras te veía en tu clase de natación me llenaba de
orgullo ver que hacías todo lo que habíamos practicado nosotros contigo entre
clases. Hay algo especial que te llena como padre en esos momentos en que tu
hijo/a llama tu nombre para asegurarse de que lo estás viendo hacer algo
importante, algo que te hace feliz de que esa personita busque tu aprobación y
desee compartir lo que en eso momento es tan importante en su vida. Así me
hacías sentir hoy que llamabas mi nombre para asegurarte que te veía usar tus
brazos al nadar o que te tirabas de clavado desde el borde de la piscina
(aunque tu clavado parece todo menos un “clavado” por ahora), pero lo que más
me hace feliz es mirar tu propia reacción, tu propia cara de orgullo cuando te
sale algo que has estado intentando hacer por mucho tiempo y al fin te sale,
aunque ni tu misma te des cuenta que te estaba observando. Te amo hija. Gracias
por hoy.
No comments:
Post a Comment