Friday, September 23, 2016

Ago. 24, 2016

Cuando eras una bebé, y como hasta un poco después del año, yo hacía algo un poco particular al bajarme y montarme del carro cuando tú estabas conmigo. Ocurre que un día me bajé del carro al llegar los dos a starbucks y en lo que me tomó dar la vuelta hasta el otro lado del carro para bajarte del car seat, lloraste desconsoladamente hasta que me viste asomarme al abrir la puerta de tu lado. Luego de que pasó una segunda vez, se me ocurrió que siempre y cuando supieras que no me había ido lejos, no te daría miedo. Así que un día en que salimos los dos decidí probar la teoría. Apenas bajé del carro le di suaves golpes a la ventana y el techo con los dedos para llamar tu atención y así me fui hasta darle la vuelta entera al carro mientras me seguías con la mirada. Funcionó. Desde ese entonces lo hice hasta que ya estabas lo suficientemente grande para no asustarte. Hoy, de la nada, casi 4 años después, me dijiste cuando nos estacionamos en tu estudio de ballet: "te acuerdas cuando tú hacías ruido con el techo y las ventanas cuando dabas la vuelta al carro? Quiero que lo hagas hoy." Jamás pensé que podrías acodarte de esas cosas, siendo tan pequeña en ese entonces.

Después de ballet nos fuimos en date a comer una hamburguesa con helado a un restaurante que nos gusta cerca de casa. Ponen música Rock todo el tiempo y tú estabas en ánimos de bailar rock and roll porque no parabas de moverte ni en tu silla. Si te apartaba los ojos un momento, bailabas en el pasillo o te trepabas en la silla muerta de risa con los pasos que inventabas. No había mucha gente en el restaurante afortunadamente. Te amo hija. Gracias por hoy.


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