Como prueba de que los niños
crecen muy rápido, no llevas ni dos semanas de tener 4 años y crees que ya eres
un adulto. Te interesan mucho las actividades que obviamente no son para niños
de tu edad y siempre estás pendiente de lo que hacemos mamá y papá para ver si
tú quieres hacerlo también. Usar los zapatos de tu mamá, es para ti una
aventura. Quieres acampar conmigo y me dices que quieres escalar montañas,
también quieres ser veterinaria. Me causa gracia que constantemente te refieres
a cosas que hacías antes empezando por decir primero: “cuando yo era chiquita…”
Una noche, después de ponerte la pijama, te trepé encima de un mueble para poder
tenerte a mi altura y así peinarte más fácilmente (aún te ríes de mí porque no
sé peinarte como tu mamá y tu nana). Como quedamos casi a la misma altura me
preguntaste: “cuándo yo voy a estar de este tamaño papá? Pronto?” Te dije que
te faltaba mucho aún y me dijiste “ay no!” Al preguntarte por qué querías estar
de ese tamaño, me respondiste que querías estar grande para poder manejar ya y
no tener que ir en el car seat. Al menos aún no me mencionas nada sobre algún
niño que te guste así que puedo respirar tranquilo por un tiempito más. Te amo
hija. Gracias por hoy.
Wednesday, October 1, 2014
Oct. 1, 2014
Desde el día en que naciste pensé
en plasmar por escrito la experiencia que sería la vida contigo, pero nunca lo
hice hasta mucho después. Uno crece escuchando a sus padres y a padres ajenos
decir constantemente que hay que aprovechar cuando los niños están chicos,
porque el tiempo pasa muy rápido y en un abrir y cerrar de ojos ya se
crecieron. En el 2010 esto aún me sonaba a cosas de viejo, hasta el día en que
te conocí. Ahora hay tantas cosas que quisiera contarte de ti, de mí, de
nosotros juntos cuando eras tan solo una bebé. De aquellos días en que por
cosas de la vida dejé el trabajo para quedarme en casa contigo y tuve la
oportunidad de ser testigo de tantas cosas maravillosas en tu crecimiento, tus
primeros descubrimientos y de compartir contigo mi día a día, mis sueños y
desaciertos como padre. Quisiera contarte de aquella vez que hicimos túneles
por toda la sala con cajas de cartón y los recorrimos como laberintos, de las
fotos que te tomaba tu mamá todos los meses con un traje diferente para ir
viendo tu crecimiento poco a poco, de la vez que me vomitaste encima en la
cocina y te quité ahí mismo la ropa para llevarte al baño sin ensuciar todo el
piso cuando de pronto te orinaste también encima de mí, poco antes de también hacerte caca en mi pecho
(cómo me reí ese día, pero no en ese momento, sino después). Compartir contigo
en casa esos meses de tu primer año fueron un regalo muy grande para mí, una
oportunidad inigualable y espero poder contarte más sobre esto, sobre este
tiempo de tú y yo, en el futuro. Pero, hoy, hace un año atrás, en un día como
cualquier otro, me regalaste un momento que no pude evitar compartir con otros,
así dándole génesis a las palabras que hoy lees. Aquél primer miércoles de
octubre del 2013 en el que tanto me hiciste reír con tus ocurrencias, me dio
finalmente el empuje que necesitaba para decidirme a hacerlo.
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