Thursday, October 1, 2015

Sep. 16, 2015

Hoy celebramos el cumpleanos de tu abuela Ia, y nos fuimos todos a su casa a cenar tacos. Estabas feliz de ver a tu primo Santi, sobretodo porque ya no se ven tanto como antes que vivíamos al lado. Luego entre risas, juegos, peleas entre los dos, llantos, gritos, algarabía, pasamos la noche rodeando a tu abuela de sus nietos. No pude evitar pensar, al ver la casa nueva de mis padres, que fue antes la de mis abuelos, en las vueltas que da la vida, cuando ahora son mis hijos y mis sobrinos los que llenan los pasillos con su estruendo; aquellos mismos pasillos que escucharon mis gritos y risas ya hace un tiempo atrás.
Cada vez mas siento que estas mejor con Lorenzo. Si bien es necesario que procuremos no dejarte sola con el bebe (al fin y al cabo solo tienes 4 años) porque te encanta tocarlo, cargarlo y agarrarlo, también es cierto que los momentos mas mágicos entre tu y tu hermano, ocurren cuando tu crees que nadie los esta viendo. Mientras mamá y yo hacíamos cosas en la cocina, te espiamos mientras traías uno de tus libros a la sala en donde estaba tu hermano en su columpio, y te sentaste frente a el a leerle tal cual lo hacemos nosotros contigo.

El otro día les traje a ti y a mama una deliciosa paella que había cocinado mi tio para su cumpleaños. Mientras las dos compartían la comida, te diste cuenta que en el plato de mama había una almeja, una almeja con todo y su concha! Para ti, esto fue algo increíble. Te impresiono tanto que hubieran conchas en la comida de mama que empezaste a formular teorías para explicar como es que había llegado la almeja hasta el plato. “Como llego ese caracol aquí mama? Creo que se vino caminando desde el mar hasta tu comida.” Para ti, era imposible que alguien le hubiera echado una almeja al arroz, seguramente ella tendría que haber llegado por sus propios medios. Te amo hija. Gracias por hoy.



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