“Valentina, despierta mi amor, vamos a la escuela,” te dije
suavemente al oído. Abriste tus enormes ojos chocolates y para mi sorpresa, lo
primero que me dices es: “papá, hazme cosquillas!” Así que con una risotada comenzó
nuestra mañana de hoy. Quiero que sepas hija, que me encanta ser el que te
lleva a la escuela, prepararte en las mañanas y ponerte tu ropita, pero hay
algo que debo confesar y es que peinándote soy un fracaso. Las niñas deberían
venir con un manual para los padres sobre técnicas de peinado, ya que siento
que necesito un doctorado sólo para poderte peinar en las mañanas. Y no hablo
solo de peinar el pelo para que no tenga nudos y esté en orden, es no es tan
complicado, pero no logro ponerte un lazo que te dure todo el día o hacerte una
colita sin sentir que te voy a arrancar el pelo a punta de jalones (ni hablar
de ponerte vinchas, ya que te he dejado pareciéndote al rey león en ocasiones).
Tu mamá ha tratado de enseñarme ciertas cosas pero no logro encontrar la
técnica necesaria para que mi trabajo sea permanente. Así que lo siento hija,
estas labores se las he encomendado a tu niñera, quién parece haberse graduado
de esto porque los peinados que te hace parecen más una obra de ingeniería que
otra cosa.
EJEMPLO DE LAS COLITAS Y LAZOS QUE NO SÉ PONER |
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