Valentina, que vas a hacer en la escuela hoy? “BAILAR!,” me
respondes enfáticamente. Parece que en estos días todo lo que escuchas te hace
bailar, me encanta. Es una más de las 1,723 cosas en las que te pareces a tu
mamá. Como ayer te caíste en la escuela y te raspaste las dos rodillas (de
nuevo), pensé que estarías un poco reacia a volver, pero creo que la idea de ir
a bailar con tus amiguitos fue más fuerte que cualquier miedo que pudieras
sentir sobre regresar.
Esta semana celebramos tu cumpleaños #3, y vivo el cliché
paternal de “oye, que rápido pasa el tiempo, tan solo ayer eras una bebé de
brazos y ahora mírate.” Pero siento que esto de crecer te lo has tomado muy en
serio, sobretodo, después de escucharte decirle a tu madre: “Mamá yo soy una
adulta, déjame poner un programa de televisión que yo quiero.”
Hoy luego de buscarte en la escuela, te prometí
ir a comer un helado. Esta vez, sin tanta distracción (como en un parque), te
sentaste tranquilita a comer conmigo, de vez en cuando robándome una mordida de
mi sándwich para ver “a que sabe.” Casi cuando nos íbamos, te presenté a una
señora que me conoce y quién elogió tus grandes ojos y especialmente tu paraguas
de colores y muñequitos al que estabas aferrada como si todos en el restaurante
te lo quisieran quitar. Cuando la señora te dijo “que lindo tu paraguas,” le
dijiste “si,está muy lindo,” y lo acercaste para que ella lo viera, pero al
acercarse ella a verlo te reíste y dijiste “pero no lo puedes tocar” y lo escondiste bajo
la mesa. Te amo hija, gracias por hoy.
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