Mientras escribo esto, Abi está en tu
cuarto acostándote a dormir, como casi todas las noches desde que llegaste a
Puerto Rico. No puedes despegarte de tu abuela ni por un segundo, y esta mañana
cuando te levantaste y te diste cuenta que abi y abu no estaban en casa, te
quería dar un ataque. Esperaste ansiosamente unas horas hasta que Abi te llamó
para decir que venía cerca y tú te ofreciste a esperarla conmigo afuera de la
casa. Llevas poco más de dos semanas aquí y ya en el parque los niños
empiezan a gritar tu nombre al vernos llegar; ya tienes el acento boricua en
alguna que otra frase y tienes aversión a pasar en el carro cerca del
aeropuerto porque piensas que ya nos vamos de vuelta a Panamá.
Haz
hecho muchísimas cosas, desde ir a la playa, visitar varios museos con Abi y
Abu, ir a jugar con tu primita segunda, Gabriela y hasta recurrentes
expediciones a buscar iguanas con Abu. Ayer nos acompañaste a mama y a mí a
caminar por el bosque de El Yunque, un icono natural boricua, en el cual
caminamos hasta una cascada e hicimos picnic en un bohío cerca del camino.
Pensé que quizá tendría que cargarte al menos la mitad del camino, pero
caminaste todo el tiempo debajo de la lluvia torrencial que nos cayó.
Mientras hacía algo en la cocina,
escucho que me vienes llamando desde el pasillo, “papá, papá, ya estoy lista!”
Te respondo que lista para qué? y me dices “Lista para salir contigo esta
noche.” es ahí cuando veo que tú misma te habías maquillado y venias a enseñarme
tu obra mientras me tirabas besos con los labios llenos de lipstick. Te amo
hija. Gracias por hoy.
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