Anoche celebramos el cumpleaños oficial
de Santi en su casa con familia, amigos y un cake de dinosaurio. Luego de la
última vez que se quedó en casa a dormir no se habían vuelto a ver hasta hoy y
se desbordaban de la alegría. Sabía que iba a ser difícil sacarte de casa de tu
primo al tener que irnos, pero tía Kayla te invitó a quedarte a dormir
ahorrándonos así la despedida.
Hoy tuviste tu primera clase
verdadera de Ballet, con tu uniforme completo, incluyendo los zapatitos. No sé
quién estaba más emocionado, si tú o yo. Me ilusionó tanto imaginarte bailando
con todo tu atuendo, que tuve que salirme temprano del trabajo para tratar de
llegar a tiempo y ver parte de tu clase antes que se acabara. Me encantó verte
vestida así! Me encantó como seguías las indicaciones de la maestra y, aun cuando
nunca habías hecho algo similar antes, parecías disfrutar mucho del solo hecho
de aprender. Puedo notar que aun sientes un poquito de pena ya que no conoces
bien a tus compañeras y las teachers, lo sé porque estuviste calladita todo el
tiempo, algo poco usual en ti. No me cabe la menor duda, sin embargo, que eso
no durará nada, solo espero que cuando finalmente agarres confianza, no quieras
estar tratando de dar la clase a la par de tu maestra. La verdad es que ya
llevabas mucho tiempo pidiéndonos entrar a una clase de ballet y ya era hora
que nos decidiéramos a hacerlo.
En
casa, mamá también ilusionada con tus ánimos de baile, te ofreció además
meterte en clases de flamenco, ya que ella ama este baile y mata por verte
vestida con el traje de baile tradicional. Tu no demostraste ningún aparente
entusiasmo en el famoso baile español y solo pudiste responder a tu madre: “yo
no quiero ningún flamingo, solo quiero bailar ballet.” Te amo hija. Gracias por
hoy
No comments:
Post a Comment