Anoche fue la primera lluvia
verdadera del año. Al ver colarse por mi ventana el fugaz destello de un rayo,
salí rápido de la cama en anticipación del trueno y me posicioné frente a tu
puerta en espera de que salieras corriendo a mi cuarto para resguardarte de la
tormenta. Esperé un rato y al ver que no salías me devolví, pero justo ahí,
sonó un trueno mas fuerte aún que el anterior y fue entonces cuando escuché tu
puerta abrirse detrás de mí. Aún le tienes miedo a los rayos y truenos, y desde
que empieza a llover, sueles preocuparte sobre si va a tronar o no. Así que
anoche, usando la tormenta de escusa, te pasaste a mi cuarto y dormiste pegada
a mi, acercándote aún más cada vez que sonaba un trueno.

Finalmente fuimos a que te
quitaran los puntos. Supongo que se ve bien tu herida… para mí aun es
mortificante verla. No sé cómo de esa línea punteada y rojiza saldrá una nueva
piel que hará parecer como si nada hubiera pasado; el doctor nos asegura que no
quedará marca, dice que progresa de manera normal así que procuraré guardar mi
preocupación exagerada de padre y simplemente esperar a que sane, asegurándome
de proteger tu frente bien del sol por los próximos meses. Te amo hija. Gracias
por hoy.
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