Friday, May 27, 2016

May. 25, 2016

Desde hace un tiempo ya tenía ganas de hacer algo solo contigo, pues desde la llegada de tu hermano, no siempre tenemos la oportunidad de compartir los dos solos como antes. En esta ocasión no hicimos nada muy especial, fuimos a comer Yogen Früz, que te gusta mucho porque no puedes creer que es yogurt pero parece helado. Mientras comíamos, tu estabas muy pendiente de la decoración del lugar, y me hacías observaciones de las sillas y mesas y como todo combinaba. Me hiciste cambiar de mesa dos veces, una para sentarnos en las sillas rosadas, y otra para estar los dos a la vez en las sillas celestes. Al ser las únicas dos personas en la tienda, imagino que esto ha de haberle parecido un poco extraño a la agradable muchacha que miraba desde la parte de atrás de la tienda. Te hice algún comentario sobre que podrías trabajar en un restaurante, pero tu respuesta siempre es la misma “yo quiero ser teacher.” Es curioso ver, que cuando pretendes a jugar ser ciertas cosas, casi siempre pretendes ser o teacher, o restaurante (y digo restaurante, porque en tu juego siempre eres la que cocina, sirve, limpia, toma el pedido y te cobra) y aunque mamá y yo nunca impulsamos nuestra línea profesional como guía para ti, es increíble reconocer la influencia que el sólo hecho de hacer lo que hacemos, tiene en ti. Pero es indudable que hoy por hoy, tu corazón le pertenece a ser maestra.

En la escuela, luego de leer un libro sobre un árbol que hace de los sueños realidad, hicieron su propio árbol, en el cual cada quien iba poniendo su propia hoja con el sueño que querían fuese cumplido. Cuando llegó tu turno, la maestra te preguntó cuál era tu sueño y respondiste “que la función de fin de año [de ballet] sea YA! Y bailar mucho ballet.” Anoche, antes de acostarte me dijiste que no querías soñar con cosas feas. Yo te dije que que en los sueños siempre habían cosas bonitas, pero a veces habían pesadillas, y que podías ganarles a las pesadillas pensando en cosas bonitas antes de acostarte. Te tomaste unos segundos y finalmente me dijiste “yo voy a soñar con ballet.” Te amo hija. Gracias por hoy.



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